Un guía con todas las herramientas


Asesor,  mediador, facilitador, son algunos de los calificativos que identifican a un corredor inmobiliario. Una profesión en la que se debe trabajar de manera responsable y en la que se debe estar bien preparado para asumir  los retos que se presentan, día a día, en cuanto a compra y venta de inmuebles y alquileres.

Según información de la página web www.camarainmobiliaria. org.ve el corredor inmobiliario "debe tener un amplio y vigente conocimiento para poder ser eficaces en los servicios prestados profesionalmente... Un corredor afiliado a esta institución es un conocedor garantizado de la materia, bien sea que se haya formado a través de un Programa de Formación de Corredores Inmobiliarios, ó, que su trayectoria y el conocimiento adquirido a lo largo de su desempeño han sido evaluados y avalado por las autoridades responsables dentro de la institución". 

Sin descanso
Los asesores inmobiliarios no tienen horarios fijos. Pasan el día atendiendo llamadas telefónicas y coordinando las citas de sus clientes. También deben estar revisando los documentos de las propiedades, haciendo análisis de cómo se está moviendo el mercado, documentándonos sobre las nuevas legislaciones, entre otras importantes actividades. 

Es importante señalar que estos profesionales son responsables de proteger y salvaguardar los intereses de sus clientes. Y, éstos a su vez deben sentirse confiados en todo momento de que la persona que tienen a su lado es la correcta para llevar a cabo la operación que desean hacer. 

Responsabilidades
Un asesor inmobiliario debe sentarse a conversar con su cliente, las veces que sean necesarias, para informarle todos los pasos que se están realizando. De esta manera se le está haciendo saber que lo que se está llevando a cabo es correcto y lo más adecuado a las necesidades de la persona que solicitó sus servicios. 

Todo ello se traduce en una negociación transparente y equitativa para ambas partes. En pocas palabras, es un oficio que requiere de mucha ética, profesionalismo y seriedad.

También es responsable de los procesos que involucran la compraventa de un bien inmueble, por lo que debe estar atento a los más mínimos detalles. 

Revisar detenidamente la documentación del inmueble como, por ejemplo, las solvencias que son indispensables para hacer cualquier operación en el país. Así puede darse cuenta que todo está completo y que no hace falta ningún otro papel.

Desde todo punto de vista
Según conclusiones de una investigación publicada en la página web http://incaval.fullblog.com. ar  "el Corredor Inmobiliario profesional es un facilitador de las transacciones inmobiliarias. Como tal, tiene un doble compromiso de fidelidad: Con el Cliente Propietario y con el Cliente Comprador. Está en medio de los dos. Intermedia entre posiciones y debe velar con objetividad por los intereses de ambos. Su objetivo  es conducir una transacción cuyo resultado sea ganar-ganar." Por lo que para ellos, "la negociación inmobiliaria es un proceso de búsqueda conjunta de soluciones para satisfacer necesidades y aprovechar oportunidades".

Cabe resaltar que el corredor inmobiliario como en la mayoría de los oficios, la imagen es fundamental. Un asesor no solo debe tener buena imagen, sino que debe tener un correcto manejo del vocabulario y hasta del lenguaje corporal.



  • Comunicación. Es importante coversar con el cliente para informarle su experiencia como agente inmobiliario, cuáles son los servicios que ofrece y cuáles son sus honorarios.
  • Información. Todo profesional debe conocer muy bien cómo se mueven los precios en la urbanización donde va a vender el inmueble haciéndo hincapié en la casa o apartamento a ofrecer. Cuántos metros tienen, cuántos dueños ha tenido, cuándo fue construido, entre otros aspectos de interés para cualquier comprador.
  • Convencimiento. Todo profesional que va a ofrecer un inmueble debe sentirse a gusto de hacerlo. De esa manera puede atraer más compradores.
  • Consejos. Asesorar al cliente en todo lo que necesite.




María iSabella Salas
msalas@eluniversal.com
El Universal



Un escarabajo con historia


Volkswagen ha viajado en la máquina del tiempo hacia un pasado histórico marcado por su modelo Beetle o Escarabajo. Lo hizo en 1998 con la segunda generación de un modelo que quedó marcado como uno de los referentes del automóvil en el siglo XX y en las más de 21 millones de unidades que vendió en los cinco continentes. Ahora lo ha hace con más rigor, en una tercera generación más fiel -en formas- al modelo original que el predecesor. Y empieza la nueva historia con el propio nombre: Beettle, sin calificativos novedosos, para decir sin confusiones que este Escarabajo es una evolución más apegada a la historia.

Hay que empezar este rigor histórico por el exterior, donde se aprecia una modificación sustancial de medidas, traducidas en 15 centímetros más de longitud y 8 de anchura; a cambio se rebaja la altura 1,2.

Sobre la base de estas renovadas dimensiones se ha facilitado un maletero que gana 100 litros sobre el del 

New Beetle. 
Aún con estos cambios es difícil encuadrar al Beettle en un formato de segmento, pues ha retomado con bastante exactitud la filosofía del mito lanzado hace casi tres cuartas partes de siglo, de ahí que se quede en solitario en la oferta automovilística sin una competencia definida y directa.

Por donde le mire este Beetle evoca con mucha solvencia al primer Escarabajo. El frontal retoma un capó más largo, extendido, y luego en su final, con pronunciada caída, así como un parabrisas inclinado y unos faros circulares de considerable diámetro que hoy se adaptan a los tiempos con un semicírculo de luces LED de día.

La mirada lateral se posa en el arco que conforma la zona acristalada de las ventanillas entre los pilares A y C, la limpieza de las puertas, los pasos de rueda protuberantes y la talonera cromada, como recurso contemporáneo a la de goma del modelo clásico.

La vista se posa en unos tapacubos metálicos con el logotipo de la marca en el centro, casi idénticos, por no decir idénticos del todo, a los de la versión histórica. Esta concesión es opcional, pues dicho componente de serie adopta la forma más actual de las llantas multirradio.

Atrás domina la caída del portón y una ventanilla trasera grande, con unas defensas musculosas que le dan una configuración más aguerrida y viril que el anterior. La apertura del portón se esconde en el logotipo de la marca y rompe la identidad de formas de la zona con la ausencia del pico en el centro que servía de lámpara de iluminación a la matrícula.

Si la huella del gran Escarabajo está presente en esa visión exterior, dentro del coche también domina ese estilo "vintage", fiel reflejo de que el fabricante de Wolfsburgo ha jugado con un clasicismo modernista en esta tercera generación del modelo.

La fidelidad al modelo original se detecta principalmente en el salpicadero.

Allí el elemento más comprometido con ese pasado es una guantera que se abre de abajo a arriba como en el Escarabajo que aún se mantiene en la vista y en el recuerdo. Los paneles del salpicadero están lacados en el color de la carrocería o en una imitación de fibra de carbono, en función del nivel de equipamiento. Hay mucho contenido "retro" en esta zona, lo mismo que el retorno al recurso de las gomas enlazadas, como fórmula de agarradera para los pasajeros durante la marcha, situados a ambos lados entre filas.

El Beetle de ahora mismo juega a la plena actualidad con un volante de tres radios, de una concepción clásica, pero con la concesión de la zona plana en la parte de abajo. Los relojes son también modernos y con los dígitos grandes para facilitar su lectura. 

El habitáculo es cómodo. El asiento del conductor ofrece una buena posición de conducción a la par que recoge a afirma bien la zona lumbar. La separación entre  las filas de asientos deja en posición relajada y amplia a los ocupantes de atrás, donde pueden  estar perfectamente erguidos.



  • Motor. Delantero, transversal. 4 en línea (16 válvulas). Inyección directa diesel por conducto común con turbo de geometría variable e intercooler
  • Potencia. 105 CV a 4.400 rpm
  • Cilindrada. 1.598 cc
  • Velocidad máxima. 180 km/h
  • Transmisión. Manual de cinco velocidades
  • Dirección. Electromecánica, servoasistida
  • Suspensión. Delantera tipo McPherson con resortes helicoidales y amortiguadores telescópicos. Trasera eje rígido
  • Frenos. Delanteros de discos ventilados, traseros de discos
  • Otros. Sistemas de frenado ABS con EBD; sistema de control de estabilidad, airbags frontales, laterales y de cortina



Ángel Alonso/Efe Reportajes

Arreglado y (aún) formal


Silvia Lázaro, directora de comunicación interna de Ferrovial, explica que la pauta en el vestir cuando se trabaja en el interior de la empresa es una cuestión de “estilo de compañía”. Aunque en su empresa, asegura, no existe una normativa formal, sí se da un acuerdo tácito que les permite llamar la atención a un empleado “si lleva un escote demasiado exagerado o unos vaqueros rotos”.
“La vestimenta es un método de subordinación”, dice una socióloga

¿La razón? “No hay espacios cerrados. Toda la gente se relaciona entre sí y los clientes pueden pasar por delante de un área donde hay empleados que normalmente no trabajan ante el público. Además, siempre existe la posibilidad de tener que salir a entregar algún informe”, aclara. Sin embargo, la doctora en Sociología Patricia Soley-Beltran considera que otros motivos menos pragmáticos subyacen en la decisión de implantar esta suerte de uniforme.
 
“Es un método de subordinación. La ropa y el cuidado del cuerpo tienen una función simbólica muy importante. Y estas imposiciones obedecen a la creencia de que la disciplina en la vestimenta tiene su correlación en la disciplina laboral, y que si se relaja una, termina relajándose la otra”, apunta.

Aun así, cada vez más empresas comienzan a hacer pequeñas concesiones durante el verano. Se permite prescindir de la chaqueta, llevar polos... Resulta absurdo, además de antiecológico y caro, tener que bajar el termostato hasta temperaturas glaciales porque empleados que solo se ven entre ellos van cubiertos con americanas y corbatas. El ahorro energético y económico en aire acondicionado se impone en este caso a la disciplina textil.

Pero el control de la indumentaria se confirma como una herramienta laboral muy importante. Tanto que PwC, una de las auditoras más importantes de España, incluye dentro de las responsabilidades de aquellos profesionales que están al cargo de equipos “asegurar la correcta aplicación del código y del business casual”.
 
Es decir, de las normas de vestimenta más laxas que se permite en agosto y durante los viernes. “El objetivo es compatibilizar un estilo más confortable con la imagen cuidada que los clientes y el mercado esperan de nosotros”, explica Xavier Janer, jefe de prensa de PwC.
En verano y los viernes se suelen relajar las normas de indumentaria

Pero ir en traje, sin más acotaciones, ¿garantiza una buena imagen?, se pregunta la diseñadora Ana Locking. “Los códigos se basan en una enumeración de elementos, más que en el estilo. Un hombre con un traje de poliéster malísimo, una corbata ancha rescatada de los años ochenta y una camisa blanca con el cuello rozado de tanto ponerla se considera correcto.
 
Pero otro que luce maravilloso con unas bermudas y unas sandalias de diseño, y pese a que el conjunto le haya costado 10.000 euros, resulta inaceptable”, se queja. Aunque reconoce que un traje, por muy feo que sea, sigue transmitiendo fiabilidad y seriedad con más fuerza que unas bermudas.

En Google España creen haber demostrado que, al menos en su campo, delegar en cada trabajador la elección de su vestuario no ha desembocado en la anarquía laboral, sino en un aumento de la productividad. “Lo que buscamos es que todo el mundo se encuentre lo más cómodo posible, incluso con la ropa que lleva como con las oficinas donde pasa su jornada, porque así trabajará más y mejor.
 
Y, seamos sinceros, no es igual de confortable estar delante del ordenador 10 horas con el nudo de la corbata apretándote, que en vaqueros y camiseta”, argumenta su directora de comunicación, Anais Figueras.

La estrategia de Google consiste en tratar a sus empleados como mayores de edad. Si han pasado un competitivo proceso de selección y la empresa confía en ellos para desarrollar distintos proyectos, también confía en que sean lo suficientemente responsables y profesionales para adecuar su vestimenta a las necesidades de su trabajo. Así, por ejemplo, los comerciales van en sudadera y deportivas excepto cuando se reúnen o visitan a clientes y proveedores.
Hay jefes que exigen ropa informal para ofrecer una imagen más creativa

Puro sentido común en la teoría. En la práctica, algunas empresas como la agencia de publicidad TBWA Interactive han descubierto que no todos sus trabajadores están preparados para gestionar la libertad de vestimenta. Incluso cuando no trabajan ante el público y, como en este caso, no solo no se les prohíbe el uso de ropa sport, sino que se potencia su uso. 
“Ir con traje es contraproducente para un creativo, le resta valor. Al final, lo que nos compra el cliente es creatividad. Una cualidad que se te supone y que tienes que transmitir también a través de tu ropa. Nuestro código es el contracódigo”, explica Chema Cuesta, director creativo de la agencia.
 
Pero por muy lejos que la empresa sitúe la frontera de lo que considera decoroso, siempre existe la tentación de transgredirla. Chema Cuesta recuerda que el pasado verano tuvieron que enviar una circular porque algunos de sus empleados vestían chanclas y bañadores. “Esto no es una fiesta en Ibiza o una piscina, aquí se viene a trabajar”, razona.

En opinión de Soley-Beltran, muchas empresas interpretan el grado de cumplimiento de estas normas como termómetro de la fiabilidad del trabajador. “Hay compañías donde se valora mucho que la persona no cuestione nada, sino que ejecute y obedezca. Y su actitud ante la ropa es un marcador muy fácil de observar”.

Otro de los objetivos de los códigos de vestimenta es, según la socióloga, “la desexualización del espacio laboral”. Se trata, en sus palabras, de la misma filosofía, aunque muy matizada, que hay detrás del burka. “La idea profunda es que las mujeres con todos sus atractivos sueltos pueden quebrar el orden público, despertar los apetitos de los hombres, desconcentrarlos”.
 
Y viceversa. Por eso, en la mayor parte de las normativas se prohíben las minifaldas, en el caso de las mujeres, y los pantalones cortos, en el de los hombres, aunque los únicos que vayan a vislumbrar sus piernas sean sus compañeros.
Si se da libertad a los empleados, trabajan más y mejor, dicen en Google

Por la Red circulan unos carteles publicitarios muy reveladores que Accenture EE UU cuelga en sus oficinas para recordar a sus trabajadores los límites que no está permitido traspasar. En uno de ellos, sobre el primer plano de un fornido brazo, se lee: “Nos gusta ver tus bíceps… en el gimnasio”, y se advierte de que los hombres no deben llevar camisetas de tirantes. En otro, la frase “cuando decimos que las preferimos cortas… nos referimos a las reuniones” acompaña la imagen de una microminifalda.

Con sentido del humor, como en este caso, o sin él, el mensaje queda claro: ambos sexos deben vestir no solo con seriedad sino también con recato. Una idea que cala en el subconsciente del empleado hasta convertirlo, a veces, en su propio censor.
 
María Blanco cuenta que aunque no está explícitamente prohibido llevar camisetas de tirantes en la empresa de construcción donde trabaja, ninguna mujer lo hace y cuando alguna osa hacerlo, “todos lo comentan, no pasa inadvertido”. ¿Tan escandaloso resulta un hombro al descubierto? ¿Acaso la sola visión de ese trozo de carne puede hacer perder eficacia a sus compañeros?

No, pero se considera que está “fuera de lugar”. La violación del código les hace sentir incómodos. De hecho, Silvia Lázaro, directora de comunicación de Ferrovial, asegura que la plantilla asume con total naturalidad las normas y que nunca les han pedido que las relajen. En opinión de Soley Beltran, es muy común que estas reglas generen una sensación de seguridad entre los empleados.
 
“El sentimiento de pertenencia a un grupo a través de la indumentaria es muy importante para empatizar y seleccionar. Además, es una cuestión de pura economía psicológica: te ahorras tener que pensar de qué van esas personas, porque llevan ese mensaje escrito sobre su superficie corporal”, argumenta.

En Google consideran, sin embargo, que la expresión de la individualidad a través de la ropa es mucho más positiva, en términos laborales, que la uniformidad. “Buscamos que la gente sea lo más parecida a sí misma, a su forma de ser real, dentro de la empresa. Así se sentirá más cómoda, las relaciones con otras personas serán más fáciles y el trabajo fluirá mejor”.


Información publicada en: http://sociedad.elpais.com

5 consejos para resolver los conflictos laborales


conflictos, consejo, Empleos ClasificadosELUNIVERSAL.com, Empleos, Clasificados, El Universal, busco empleo, busco trabajo, bumeram, perfilnet, computrabajo, empleate, ofertas.Hay infinitos métodos para resolver conflictos entre actitudes dispares dentro de un mismo equipo, pero desde luego, evitarlo nunca es una de ellas. El empresario o superior puede mantenerse fuera de la situación, entrar y actuar de árbitro, o incluso tomar parte por uno de los dos lados. 

Pero al final, lo que nos frena en los conflictos laborales es lo mismo que en las relaciones personales, según Spiegelman: El miedo a hablar.

A menudo, cuando alguien, sea un jefe o no, tiene problemas con alguien de la empresa, intenta evitar el conflicto y a la persona en sí. Esto deriva en problemas no resueltos, en percepciones erróneas acerca de las intenciones de la otra persona, una escalada de negatividad que deriva en una falta general de proceso.

5 CONSEJOS PARA RESOLVER ESOS PEQUEÑOS PROBLEMAS QUE SE CONVIERTEN EN GRANDES OBSTÁCULOS PARA LA EMPRESA:

1. Todos tenemos buenas intenciones
Independientemente de la cuestión a tratar, con quién tratarla y cómo, la mayoría de los trabajadores empiezan inicialmente con una posición personal y sincera. Es decir, aunque se genere una discusión, hay que entender que es porque cada uno defiende su posición, pero la mayoría de la gente no lo hace simplemente para oponerse.

2. Resiste la tentación de entrar en el problema
Es más fácil afrontar un conflicto para avanzar en la toma de decisiones, pero hay que tomarse un tiempo para escuchar las quejas de todos. Sin embargo, un problema solo debería llegar al superior cuando esas dos personas ya han intentado solucionarlo de forma independiente.

3. Fomenta las conversaciones personales
La única manera de resolver un problema permanente es a través de una conversación real, abierta, cara a cara. Nada de correos electrónicos, de mensajes de texto o en la red social. Ya sea en vivo o por teléfono, hay que poder percibir como mínimo el tono de voz, y aún mejor si es todo el lenguaje corporal.

4. Si es necesario, posiciónate
Si dos compañeros ya han hablado y aún así no han podido resolver sus diferencias, hay que ofrecerles ayuda para resolver la situación, pero dialogando todos al mismo tiempo. Dar a ambas partes la oportunidad de ser escuchados y tomar partido como responsable en una de las dos posiciones.

5. Da a conocer tu filosofía sobre el conflicto
A la gente le encanta hablar de los demás y estar enterado de todas las quejas de los compañeros de trabajo. Es una respuesta emotiva y natural, pero también representa una gran pérdida de tiempo. Asegúrate que tu mensaje y metodología para abordar el conflicto son conocidos por toda la organización. Ante un conflicto: parar, pensar, hablar y resolver, primero sin el jefe y sólo acudir a él si no se llega a una solución.


Información publicada en: http://www.equiposytalento.com

"CUANDO VENGA FEBRERO"

"CUANDO VENGA FEBRERO"

Cuando venga febrero, trepara por mi sangre
duende festivo el carnaval y volará el trigo,
en las alas de un ángel de harina.
Cuando llegue febrero, las comadres y los cumpaas, saltarán mirando al sol y después enharinándose de amores, en ceremonia y topamiento se habrán de coronar.
Viene febrero y yo estaré cantando, mi sien adornada y perfumada con albahaca, desnudo el corazón golpeteándo.
Cuando venga febrero, escucharé los cascos de sus potros galopando, montando algarabías y su borrachera bailando.
Febrero ha de llegar cantando
como llega todos los años, trayendo la alegría, tapándonos
quizás, un algo.
Febrero vendrá y se subirá por las gargantas, paralelo al canto mismo de la copla.
Regresará febrero otra vez,
a derramarse por un valle de vidalas

Luis Casca Olivera Andrada

“EN LOS OBRAJES"


"Allá en los obrajes"
La roja sangre del monte, allá adentro de los obrajes, es savia derramada de algarrobos seculares.
Que se mezcla con los soles degollados del ocaso, notarios inmutables del azogue filo de los hachazos.
Desolación de los montes, madera de sangre y de sal allá en los rudos obrajes oliendo a medio jornal.
Allá donde el filo de las hachas ardientes quebrarán el vuelo de su rumbo vertical.
Doliente tajo de sangre, llanto verde y forestal, osario de los silencios, tierra de greda inicial, donde soñaba en otrora su verde el algarrobal.
Allá donde la savia derramada se mezcla con el acedo sudor de los hacheros. Gestos oscos, arrugadas sus frentes y el grito más antiguo, trepando sus gargantas, grito tan antiguo, que la misma memoria. Enrojecido grito geografía del dolor que ya no cabe en los huesos irredentos carcomidos por la injusticia. Ese grito ángel oscuro
en la pluralidad del monte derrumbado, síntesis tremenda de la desolación.

Luis Casca Olivera

Jimmy Ruffin - Ruff 'N Ready 1969

Tercer Lp de Jimmy en el sello SOUL


1.- Don't Let Him Take Your Love From Me

2.- Don't You Miss Me A Little Bit Baby

3.- Gonna Keep On Tryin' Till I Win Your Love

4.- Farewell Is A Lonely Sound

5.- Everybody Needs Love

6.- 96 Tears

7.- It's Wonderful (To Be Loved By You)

8.- Sad And Lonesome Feeling

9.- Love Gives Love Takes Away

10.- I'll Say Forever My Love

11.- You've Got What It Takes

12.- Lonely Lonely Man Am I

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