JUAN DIEGO




Después de la conquista espiritual que se inició en la Conquista y continuó en la Colonia, aparecieron pronto las primeras familias indígenas cristianas en las cercanías de la ciudad de la Nueva España. Juan Diego pertenecía a una de estas familias y nació en Tolpetlac, aldea al norte de la Villa de Guadalupe en 1548.

Su nombre indígena era Cuauhtlatóhuac, "el que habla como águila". Su oficio era la manufactura de petates que vendía en Tlatelolco.

Según la leyenda, a los 53 años de edad tuvo la aparición milagrosa que daría inicio a la adoración de la Virgen de Guadalupe en México.

La historia fue así: Juan Diego vivía con su mujer y su tío Juan Bernardino en Tulpetac, lugar donde no había iglesias por lo cual tenían que ir a misa hasta Santa Cruz de Tlatelolco.

El sábado 9 de diciembre de 1531 Juan Diego se encaminaba hacia ahí y al pasar por el cerro del Tepeyac oyó un canto que no era de esta tierra. Se detuvo a gozar de él y cuando miró arriba vio un sol resplandeciente y en medio a una señora en actitud de oración, él fue a saludarla y ella le dijo que era su deseo que le labrase un templo en ese llano y le encomendó también que le comunicara ese deseo al señor obispo.

El obispo no lo tomó en serio y le pidió que volviese otra vez al lugar a ver si sus ojos no lo habían traicionado. Regresó desconsolado Juan Diego y la Santísima Virgen se le apareció otra vez para decirle que volviera el domingo a ver al señor obispo.

Así lo hizo Juan Diego, pero el obispo le pidió una señal comprobatoria de la voluntad de la Virgen.

La señora se le apareció de nuevo y le pidió que volviera al día siguiente.

El lunes, día de la cita, se enfermó de cuidado el tío Juan Bernardino y recién el martes pudo salir Juan Diego que se dirigió la ciudad a buscar a un sacerdote para que le administrara los últimos sacramentos.

Iba por ahí, ese día 12 de diciembre, cuando al pasar de nuevo por el Tepeyac se le volvió a parecer la Virgen y le preguntó qué le pasaba.

El le contó lo de la enfermedad de su tío y ella le dijo que no se preocupara porque su tío ya estaba sano, después le pidió que subiera al cerro a recoger unas flores.

Fue Juan Diego y en efecto encontró muy bellas rosas de las que no era temporada y que nunca se habían dado allí. Ya con ellas en su ayate, la Santísima Virgen dijo que las llevara donde el señor obispo pero que no desplegase su ayate ni lo mostrara a nadie más. Así lo hizo Juan Diego.

Después de conseguir entrar en el obispado, le dijo a Zumárraga, el obispo, que ahí le llevaba la prueba que le había pedido. En ese momento soltó su ayate y apareció en él pintada como por los ángeles, la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Juan Diego ha sido propuesto como santo a la iglesia católica y durante mucho tiempo su templo fue venerado por los indígenas.

La leyenda al pie de la estatua con su imagen que se encuentra en la plaza de la Basílica dice lo siguiente: "Personificación de nuestro pueblo, a quien la excelsa Madre de Dios tituló: hijo predilecto de su corazón y le mandó pedir al obispo un templo donde mostrar su misericordia. Al entregar las flores recibidas como señal, apareció estampada en su tilma la maravillosa imagen de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1531, añometlactli omey actal, 13 caña, fecha inmortal para todos los mexicanos."

Nota:

Petate: La palabra petate se utiliza en América Central y México para referirse a un tipo de alfombra tejida, y cuyo nombre proviene del vocablo náhuatl petatl. El petate se elabora a base de fibras de la planta llamada Palma de Petate Thrinax Morrissi. La RAE lo define como estera. Generalmente son tejidos en forma rectangular y pueden encontrarse en diferentes tamaños.

Ayate: En México, el ayate era una como capa o cobija con la que se cubrían en tiempo de frío y era hecha de algodón o de fibras vegetales trenzadas artesanalmente.

Imagen: mensajerosdemaria.blogspot.com

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-virgen-de-guadalupe-patrona-de-nazca.html
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SAN NICOLÁS DE BARI




Origen de la figura de Papá Noel o Santa Claus.

Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía
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San Nicolás de Mira (o Myra) o San Nicolás de Bari, obispo de Mira, en Licia, famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia (s. IV).

Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron Papá Noel).

De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos.

Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto".

Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio.

Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto.

Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.

La especialidad de este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.

Es Patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció.

Otro día iban a condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban muy lejos. Ellos rezaron pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera. Y esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le dijo que no podía condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos.

El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos.

Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira.

Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.

En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.

Nota:
Nicolás significa Protector y defensor de pueblos.


Fuente
http://www.santopedia.com/santos/san-nicolas-de-bari/

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/12/leyenda-de-las-tres-doncellas.html

Mensaje de Felix Diaz -parte 2 de 4




Conferencia de prensa que ofreció Félix Díaz, representante de la comunidad qom de Formosa, Argentina.

Fuente: http://comunidadlaprimavera.blogspot.com/2009/10/mensaje-de-felix-diaz-parte-2-de-4.html

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-158101-2010-12-05.html

SANTA BÁRBARA


La leyenda más conocida es la que dice que el siglo III una joven llamada Bárbara, hija de un tal Dióscoro, fue encerrada en una especie de torre de su casa, con todas las comodidades posibles, para alejarla del mundo y darle buenos estudios. La torre tenía dos ventanas y fue reformada por petición de la Santa, con una tercera que recordara la Santísima Trinidad. Allí vivió dedicada a la oración, en una época de persecuciones y martirios, hasta que un día el padre encontró en el baño de su hija una cruz inscrita.

Indignado le denunció y la entregó al Pretor Martiniano, que al no poder convencerla de que renuncie a su fe y se case, la condena a muerte.

Dióscoro cumple el mandato del Pretor, de buena gana y decapitándola personalmente. Cuando Dióscoro vuelve a casa, después de la ejecución, un rayo cae sobre él, produciéndole la muerte.

Fuente:

De Wikipedia, la enciclopedia libre
http://preguntasantoral.blogia.com/

LA CULEBRA


Vivia en el pueblo de Tepanyaco una doncella llamada Quiahualoxóchitl. Era tan linda que muchos príncipes y guerreros aspiraban a su amor, sin embargo, la joven, orgullosa y altiva, despreciaba y humillaba a todos sus adoradores.

Un día Quiahualoxóchitl, quien también era cruel y vanidosa, pensó que su hermosura bien merecía el homenaje del sacrificio sangriento de sus muchos admiradores, por lo que pregonó que sería muy de su agrado que muchos enamorados lucharan entre sí, para poder decidir a quien le otorgaría su corazón.

No tardaron en presentarse frente al palacio de la bella varios contendientes como el rey Aztecalli, señor de Tepeticpan; Papalotl, señor de Ocuetulco, así como Aztlahua, señor de Atizatlán. A todos ellos les faltó poco para perder la vida en los siniestros combates provocados por la coqueta Quiahualoxóchitl.

El pueblo presenciaba horrorizado cómo sus más valientes guerreros estaban expuestos a morir por los caprichos de la princesa, de tal modo que se encaminaron hacia el palacio del señor de Tlaxcala para pedirle que evitara que aquella mala mujer prosiguiera ejecutando sus maldades.

El señor Timalli escuchó atentamente sus peticiones y prometió castigar enérgicamente a la cruel princesa. No tardó el rey de Tlaxcala en ordenar que Quiahualoxóchitl quedara prisionera en el palacio de su padre, el venerable anciano Magicatzin, bajo la advertencia de que si osaba desobedecer el mandato real recibiría un cruel castigo.

En todo Tepanyaco causó gran agrado la orden real, pero a pesar del encierro de la princesa, los jóvenes guerreros y nobles seguían rondando sin descanso el palacio del anciano Magizcatzin, ansiosos de contemplar, aunque fuera a distancia, el bello rostro de la malvada Quiahualoxóchitl.

Al principio la princesa pareció resignarse a su encierro, pero no tardó en cansarse y sobornar a sus custodios, logrando llegar secretamente al palacio de Chechimical, señor de Zocotlán, a quien pidió que la vengara del supuesto ultraje recibido por su parte de su enamorado, el guerrero Azayactzin, quien según la había calumniado frente al rey.

Chechimical creyó todo lo dicho y retó a muerte al joven Azayactzin, hijo predilecto del sacerdote Iyac, quien aceptó valientemente el reto.

Días después tuvo lugar el encuentro, en donde murió Azayactzin; al enterarse Iyac de la muerte de su hijo, pidió justicia divina y el dios, convencido de que era justo castigo para la princesa, convirtió a Quiahualoxóchitl en culebra chirrionera.

Aún así los jóvenes seguían sin poder evitar la crueldad de la princesa, ya que en caminos y bosques les salía al paso para atormentarlos. El asustado pueblo pidió a su dios que descubriera el modo de defenderse de la princesa, y este les aconsejó que usaran contra ella un látigo y con pasos de danza la abatieran a golpes.

Y desde aquellos tiempos hasta nuestros días, se baila la danza de La Culebra, que conforma un bello exponente del folklore Tlaxcalteca.

Vocabulario

Quiahualoxóchitl: flor de lluvia.
Tepeticpan: sobre el cerro.
Papalotl: mariposa.
Ocotelulco: colina de los pinos.

Leyenda Tlaxcalteca

Fuente: Museo Nacional de Antropología

FILOCTETES

Filoctetes de Jean-Germain Drouais (1802-1813).


Filoctetes es uno de los muchos héroes de la mitología griega.

Era el hijo del rey Peante de Melibea, en Tesalia, y de Metone.

Filoctetes era famoso por su arco y flechas, objetos que le habían sido entregados por Heracles.

Filoctetes fue uno de los pretendientes de Helena de Troya antes de su matrimonio con Menelao.

Aunque partió con los buques griegos para participar en la guerra de Troya, la mordedura de una serpiente impediría que desempeñara esta misión.

Cuando Filoctetes se recuperó y acudió a la guerra, su arco mitológico disparó la flecha que acabaría con la vida de Paris.


Imagen
es.wikipedia.org

EL SAPO JUEZ



Una vez un hombre salió de caza con su hijo y derribó una gacela. Llegó la noche y todavía estaban en medio del bosque, lejos de su cabaña. Como tenían mucha hambre dijo el padre al niño:

-Nos quedaremos aquí y asaremos un trozo de la gacela que hemos cazado.

Y se puso a buscar dos ramitas con las cuales los negros encienden el fuego, pues los que no están en contacto con los blancos no conocen los fósforos.

Para hacer fuego frotan dos pedacitos de leña hasta que se encienden. Son ramitas especiales que no se encuentran en cualquier sitio.

A pesar de lo que buscaron no aparecía la ramita y el hombre vio a lo lejos algo que brillaba.

-Allá lejos debe haber fuego –dijo a su hijo-; ve por él.

El muchacho corrió hacia el sitio donde se veía el fuego, pero, al acercarse, vio espantado que las llamas eran los ojos de un león que rugía y le miraba colérico.

-¿Qué es lo que quieres? –le preguntó.

El pobre niño contestó temblando:

-Perdone si le molesto, señor León. Mi padre ha cazado una gacela y le invita a comer si le agrada.
La hambrienta fiera no dejó que se lo repitiera y se fue tras el negrito, pero al llegar dijo:

-¡Muy poco es esto para calmar mi hambre; vamos a hacer lo siguiente; que el niño se coma la gacela, después que el padre se coma al hijo y al final yo devoraré al padre.

El pobre hombre no sabía qué hacer, reunió todo su ingenio y contestó:

-Te obedeceremos después de haber oído a un juez.

Allí cerca estaba escondido un sapo, que lo había escuchado todo. Se infló y gritó con todas sus fuerzas:

-¿Qué os pasa? Si necesitáis un juez, aquí estoy yo...

Y el hombre le contó todo y rogó al juez invisible que le ayudase.

El sapo levantó todavía más la cabeza para gritar más fuerte, diciendo:

-Es muy sencillo: el muchacho debe comer la gacela; el padre, al hijo; el león, al hombre, y yo –aquí sacó un vozarrón terrible- me comeré al león, y todos estaremos en paz.

El león creyó, al oír esta potente voz, que el que hablaba era un animal gigantesco y echó a correr.

De esta manera salvó el sapo valiente al padre y al hijo de las garras del león.


Brazzaville, República del Congo

Fuente
http://www.bibliotecasvirtuales.com

Imagen
arcoirisdelavida.blogspot.com