HUNAB KU

Hunab Ku, el dios único, el dios de dioses.



Hunab Ku, «dios uno», el dios creador, que no tiene representación.

Su hijo es Itzamná, dios del cielo, protector de los reyes y primer sacerdote. Se le representa en forma de dragón. Puede manifestarse como el Sol, tomando entonces el nombre de Kinich Ahau, «señor ojo solar».

Esta deidad suprema era el responsable de la creación del mundo y del ser humano.

Hunab construyó el mundo en tres ocasiones consecutivas.

El primer mundo que creó fue habitado por genios, los constructores de las ciudades; el segundo fue dominado por los dzolob, una raza oscura y siniestra; y el tercero y definitivo fue el que habitaron los mayas.

LA NOCHE DEL TATU





Los indios tejieron tupidos techos de paja y bajo ellos colgaron sus hamacas. Pero no pudieron dormir.

El Padre Primero no había creado aún la noche. El sol alumbraba todo el tiempo. El brillo y el calor caían sobre las criaturas de la tierra sin descanso.

Cazar y pescar era la ocupación de los hombres. Cocinar y cuidar los niños, el trabajo de las mujeres.

Los indios se quejaban:

-Nunca podemos sentarnos a fumar junto al fuego, antes de dormir.

-¿Para qué nos sirven las hamacas? Sólo podemos echar una pequeña siesta.

Las mujeres reclamaban:

-Tenemos que cocinar sin descanso. Como no hay noche, los hombres y los niños tienen hambre a cada rato.

Un día, Niva, la mamá de Cochipil, descubrió que el ratón tenía una pequeña noche en su cueva.

-El ratón tiene noche y nosotros no -contó al pequeño Cochipil.
El niño sintió curiosidad y se tendió en el suelo a mirar la noche del ratón.

El animalito robaba algún pedazo de carne o se comía unas cucarachas y corría a esconderse en su cueva. Se ponía a dormir envuelto en su larga cola.

-¡Qué buena es la noche del ratón! -dijo Cochipil a su padre, el jefe Nahua.

-¿La noche del ratón? ¿Dónde la viste? -preguntó Nahua, sobresaltado.

-Allá, cerca del fogón, donde cocina mamá -contestó el niño.
-¡El ratón tiene noche y nosotros no!

-Mi mamá dijo lo mismo -observó el chiquillo.

-Ya que tú conoces dónde guarda el ratón su noche, ¿por qué no se la pides prestada?

-Lo intentaré -contestó Cochipil entusiasmado.

Cuando su madre le dio una de las numerosas comidas del día, guardó los pedacitos de carne más sabrosos. Mientras sus padres dormían una corta siesta en las hamacas, Cochipil se acercó a la cueva del ratón.

Con gran cuidado puso delante de la entrada los trozos de carne. Y apenas el ratón asomó su hocico puntiagudo, el niño le dijo con suave voz:

-Si me prestas tu noche, te traeré más carne.

Al ratón le brillaron los negros ojillos y aceptó.

Luego de roer los trozos de carne, salió de sus ojos y de sus orejas un aire negro; subió al cielo y empezó a cubrir rápidamente la luz del sol. Y el sol, huyendo de la noche del ratón, bajó por el cielo y se escondió en el horizonte.

Y fue la primera noche.

Los indios vieron caer la dulzura de la oscuridad y se alegraron.

Corrieron a sus cabañas a encender una buena fogata para sentarse a fumar y conversar. Luego se tendieron en las hamacas y sintieron que las sombras eran como otro párpado sobre sus ojos. Pero, ¡qué poco les duró el descanso! Casi de inmediato empezó a amanecer y el cielo no tardó en llenarse de una luz fuerte que les quitó las ganas de dormir.

-La noche del ratón es muy corta -exclamó Nahua.

-Hay que conseguir una noche que dure varias horas para dormir a gusto -contestó Ruma, uno de los cazadores.

En medio de la selva encontraron al tapir comiendo hojas tiernas.
-Te perdonamos la vida si nos prestas tu noche -dijeron los cazadores.

El tapir no quería morirse todavía y prestó a los indios su noche.

De su cuerpo grande y gordo, de sus orejas y de su pequeña trompa, empezó a salir una noche espesa que cubrió rápidamente el cielo. El sol se puso casi de inmediato y fue la segunda noche.

Los indios corrieron felices a sus aldeas de paja. Por el camino, vieron las estrellas por primera vez y se llenaron de admiración.

-La noche es una gruta llena de ojos -dijo Ruma.

-Sí, de ojos de tigre -añadió Nahua.

Encendieron sus fogatas, fumaron y conversaron hasta que les dio sueño. Luego, todos, hombres, mujeres y niños se tendieron en las hamacas sintiendo la pesada noche del tapir sobre sus párpados.
Durmieron y durmieron durante horas y horas. Y soñaron mil sueños, desde el principio del mundo.

Después de mucho tiempo, amaneció lentamente. Cuando los indios despertaron, vieron que las malezas y matorrales del monte habían cubierto sus sembrados y destruido sus aldeas. Las enredaderas habían trepado hasta sus hamacas y techos.

-La noche del tapir es demasiado larga -dijo Nahua.

-Tendremos que hacer todo de todo de nuevo, las siembras y las casas -se quejó Ruma.

Y Niva lloró:

-Mi cocina desapareció bajo la maleza; no encuentro mis vasijas de cuero y paja.

La noche del tapir fue un desastre. Sin embargo, los indios no perdían la esperanza de encontrar una noche convincente.

Después de limpiar su cocina y sus cacharros, Niva anunció:
-Cochipil, como niño, encontró una noche muy corta; los cazadores, como hombres, otra demasiado larga. Yo, mujer, buscaré la noche que conviene.

Y se fue por los montes hasta que encontró al Peludo (quirquincho) en su madriguera.

-Tatú, despierta -gritó Niva.

El Peludo, protegido por su armadura, por lo que también se le llama armadillo, ni se movió; Niva le hizo cosquillas entre los anillos de su coraza y Tatú asomó su afilada cabecita.

-¿Qué quieres mujer?

-Quiero que me prestes tu noche -rogó Niva.

El Tatú guardó silencio, pensando.

-Te daré las sobras de la comida -prometió la mujer.

Al oír lo de comida, el Tatú despertó por completo.

-Te presto una sola noche -ofreció.

La mujer aceptó feliz y regresó a su cabaña.

Del fondo de la madriguera del Peludo salió lentamente su noche.

El sol bajó por el cielo poco a poco. Los hombres tuvieron tiempo de terminar sus trabajos y las mujeres prepararon una buena comida antes de que oscureciera.

Y llegó la tercera noche.

En todas las aldeas encendieron fogatas y la gente conversó y fumó alegremente. Cuando brillaron todas las estrellas, se acostaron en sus hamacas. Y la dulzura de la noche les cerró sus ojos.

Amaneció a las pocas horas, luego de un buen sueño. Los indios estuvieron de acuerdo en que la noche del Tatú era la más conveniente.

Por eso, los hombres no quisieron devolvérsela nunca más.

Y esta es la razón por la cual el Tatú duerme durante el día y corretea sin descanso en la oscuridad, porque no tiene noche.


Autor anónimo
Fuente: http://www.logoslibrary.eu
Mito Aymará de la selva peruana
Imagen
portaldemisterios.com

CUARTO PODER 21-11-2010 AISLADOS VOLUNTARIOS

EL MATRIMONIO PETRIFICADO DE TORRE TORRENI

La pétrea de Torre Torreni, se encuentra ubicado en el cerro Kapía, en el sector de la comunidad de Choquechaca, en la cumbre del lado derecho de la quebrada. Sobre el camino de herradura que sube al cerro y se prolonga hasta Pomata; consistente en un conjunto de peñolerías bastantes altas, de unos 30 metros de altura, que tienen formas muy caprichosas, como torreones, templo otros edificios, calles, gentes, animales, etc.

En tiempos del Anchancho o de los gentiles, cuando la tierra permanecía en completa oscuridad, cuyos habitantes estaban acostumbrados a vivir en oscuridad.

Dicen que en tiempos muy antiguos en este lugar se celebraba un acontecimiento grandioso entre las familias más honrosas y renombradas del lugar, entre los hijos de unos grandes curacas o Mallkis, un pomposo matrimonio religioso de esa época, en un templo con grandes puertas abiertas, con padrinos de los más encumbradas familias, con gentes que le acompañaban, músicos que tocaban melodías a la usanza de su época o casarasiri, los servicios, los familiares, etc. Las provisiones de comida y bebida estaban cargadas en las llamas, que descansaban después de largo viaje y el cansancio; los perros que merodeaban las calles en busca de sobras de comida; la ceremonia del matrimonio se realizó con toda normalidad y con todos los formatos a la usanza y costumbre de esa época. Cuando ya había concluido el matrimonio salían de la iglesia encabezados por su sacerdote y todos en forma conjunta; en ese instante amaneció al canto de un gallo y salió el Dios Sol con sus grandes rayos, cuyos reflejos los cegó a todos los presentes y de inmediato quedaron convertidos en peñas o piedras, como se ve en la actualidad.

En las mañanas cuando el sol sale y esta a media altura, al observar detenidamente estas peñolerías, se puede apreciar con tanta claridad, la puerta de la iglesia, las torres, calles, el matrimonio, sus padrinos, acompañantes, músicos, servicios, etc. Aparecen también los perros que deambulan las calles; en la parte de la cima, aparecen las llamas cargadas echadas en el suelo descansando, todos estas figuras están petrificadas y tienen las formas que acabo de mencionar.


Fuente: TRADICIONES MITOS Y LEYENDAS DEL LAGO TITICACA Y TIAHUANACO
http://historia_yunguyo.pe.tripod.com/historiadeyunguyo/id4.html

DE CÓMO EL OSO HORMIGUERO ENSEÑÓ A BAILAR A LOS INDIOS



Esta risueña leyenda de Misiones, al norte de Argentina, atribuye al oso hormiguero el mérito de haberles enseñado, involuntariamente, la danza a los hombres.


Según una leyenda de los indios que habitan la selva misionera, Kadjurukré no fue solamente el fundador de la tribu, sino que también brotaron de él todos los animales que viven en la espesura.

El dios hacía esta labor creativa durante la noche, a la luz de las lejanas estrellas. Pero un amanecer, la claridad lo encontró dándole todavía forma al oso hormiguero, que los indios llaman tamanduá.

Apurado por terminar esa criatura antes que el sol se elevara sobre el horizonte, tomó una ramita larga y delgada y la metió en su boca, diciendo: “Ya es tarde para hacerte dientes, así que usa esta larga lengua para capturar hormigas.”

Y fue gracias al tamanduá comedor de hormigas que los hombres aprendieron a bailar.

Ocurrió así.

Cierto día, un indio volvió a su aldea muy asombrado por una aventura que le había sucedido. Contó a sus amigos que, andando solo por la selva, se le apareció en sentido contrario un tamanduá, que venía con la cabeza gacha olisqueando la tierra.

Casi se atropellan. El oso hormiguero, al ver ocupado el camino, se paró sobre sus patas traseras y levantó el hocico amenazadoramente.

El indio, que estaba sin armas, temió que quisiera atacarlo con esas zarpas larguísimas y tomando un palo, se preparó para defenderse.

Ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder terreno.

El indio trató de asustarlo con unos golpes. Pero el oso hormiguero resultó ser muy rápido. Cuando lo vio venir, esquivó el golpe saltando a la derecha, y el palo azotó ruidosamente la tierra. El indio volvió a golpear allí donde estaba el animal, y el tamanduá lo esquivó de nuevo saltando rápidamente a la izquierda. Y así siguieron un rato, el indio golpeando a derecha e izquierda, y el tamanduá saltando a izquierda y derecha. Hasta que el oso hormiguero comenzó a cansarse de tanto salto y con un gruñido decidió perderse en la espesura.

El indio contaba la historia, y mientras contaba, trataba de imitar los movimientos del animal. Los amigos que lo escuchaban querían parecer serios, pero acabaron doblados de la risa. Uno de ellos se puso a imitarlo, y pronto se le unieron los demás. Descubrieron que era muy divertido dar aquellos saltos de tamanduá.

Así comenzaron a danzar los hombres en aquella tribu. Primero saltando como tamanduá, después imitando a otros animales y finalmente inventando sus propios pasos, acompañados del ritmo de los tambores y de otros instrumentos que crearon.


Recopilación: Graciela Repún
Imagen: Viviana Agosti

KUZMA SKOROBOGATI

La Galería Tretiakov, Moscú, Rusia.
Obra de Alekséi Savrásov




Una vez vivía un matrimonio campesino que tenía un hijo, y éste, aunque buen chico, era tonto de capirote e inútil para los trabajos del campo.

- Marido mío -dijo un día la mujer,- no haremos nada bueno con este hijo y se nos comerá casa y hacienda; mándalo a paseo, que se gane la vida y se abra camino en el mundo.

Lo sacaron, pues, de casa, y le dieron un rocín, una cabaña destartalada del bosque y un gallo con cinco gallinas. Y el pequeño Kuzma vivía solo, completamente solo en medio del bosque.

La raposa olió las aves de corral que le ponían casi bajo las narices en el bosque y resolvió hacer una visita a la cabaña de Kuzma.

Un día el pequeño Kuzma salió a cazar y apenas se había alejado de la cabaña, la raposa (zorra) que estaba vigilando la ocasión, entró, mató una de las gallinas, la asó y se la comió.

Al volver el pequeño Kuzma quedó desagradablemente sorprendido al ver que faltaba una gallina, y pensó: "Se la habrá llevado un buitre".
Al día siguiente volvió a salir de caza, encontró por el camino a la raposa y ésta le preguntó:

- ¿Adónde se va, pequeño Kuzma?

- ¡Voy a ver que cazo, raposita!

- ¡Buena suerte!
E inmediatamente se deslizó hasta la cabaña, mató otra gallina, la coció y se la comió.

El pequeño Kuzma volvió a casa, contó las gallinas y vio que faltaba otra. Y se le ocurrió pensar: "¿No será la raposilla la que está probando mis gallinas?" Y al tercer día dejó bien cerradas la ventana y la puerta y salió como de costumbre. Se tropezó con la raposa, la cual le dijo:

- ¡Hola, pequeño Kuzma! ¿Dónde vamos?

- ¡A cazar, raposita!

- ¡Buena suerte!

Y corrió a la cabaña de Kuzma, pero éste se volvió tras ella. La reposa dio la vuelta a la casita y vio que la puerta y la ventana estaban, tan bien cerradas que no le era posible entrar. Entonces se encaramó hasta el tejado y entró dejándose caer por la chimenea.

Entonces entró Kuzma y cogió a la raposa.

- ¡Ah, ah! ¿Conque me honran las ladronas con sus visitas? Espera un poco, señorita, que no saldrás viva de mis manos.

Entonces la raposita empezó a rogar a Kuzma: - No me mates y te daré una novia muy rica en matrimonio. ¡Pero habrás de asarme otra gallinita, la más gorda, con unos chorritos del mejor aceite!

El pequeño Kuzma reflexionó y luego mató una gallina para la raposita.

- ¡Toma, raposita, come y que te aproveche!

La raposa comió, se lamió el hocico y dijo: - Detrás de este bosque se hallan los dominios del grande y terrible Zar Ogon (Fuego), su esposa es la Zarina Molnya (Relámpago), y tienen una hija, una bellísima Zarevna; con ella te casaré.

- ¿Quién va a querer a un pobre diablo como yo?

- Calla, eso no es cosa tuya.

La raposita fue a ver al Zar Ogon y la Zarina Molnya. Corrió sin parar hasta el palacio, entró, hizo una profunda reverencia y dijo:

- ¡Salud, poderoso Zar Ogon y terrible Zarina Molnya!

- ¡Salud, raposa! ¿Qué nuevas te traen por aquí?

- Vengo como agente de matrimonio. Vosotros tenéis la novia y yo tengo el novio, Kuzma Skorobogati.

- ¿Dónde está sepultado, que no viene él mismo?

- No puede abandonar su principado. Gobierna a los animales salvajes y se complace en vivir con ellos.

- ¿Y esa es la clase de novio que nos ofreces? Bueno, dile que nos mande cuarenta cuarentenas de lobos grises y lo aceptaremos como novio.

Entonces la raposita bajó corriendo a las praderas que se extienden por la falda del bosque y empezó a revolcarse por la hierba. Un lobo se le acercó corriendo y le dijo:

- Adivino que acabas de darte un gran atracón en alguna parte; de lo contrario no te revolcarías así.

- Ojalá no hubiera comido tanto. Me siento demasiado llena. He estado en un banquete con el Zar y la Zarina. ¿Quieres decir que no te han invitado a ti? ¡Imposible! Todos los animales salvajes estaban allí, y en cuanto a las martas y los armiños, eran incontables. ¡Los osos aun estaban sentados cuando me marché y comían como si tal cosa!

El lobo empezó a rogar a la raposa humildemente:

- Raposita, ¿podrías llevarme al banquete del Zar?

- ¿Por qué no? Escucha. Cuídate tú mismo de reunir para mañana a cuarenta cuarentenas de tus hermanos, los lobos grises, y yo os acompañaré a todos hasta allí.

Al día siguiente, los lobos se reunieron y la raposa los condujo al palacio de piedra blanca del Zar, los puso en filas, y anunció:

- Poderoso Zar Ogon y terrible Zarina Molnya, vuestro futuro yerno os envía un presente. Aquí tenéis toda una manada de lobos grises que vienen a rendiros homenaje, y su número es de cuarenta cuarentenas.

El Zar hizo pasar a todos los lobos a un encierro y dijo a la raposa:

- Si mi futuro yerno ha podido mandarme lobos como presente, que me traiga ahora otros tantos osos.

La raposa corrió al lado del pequeño Kuzma y le pidió que le asase otra gallina, la devoró en un instante y salió corriendo hacia las praderas del Zar. Junto al bosque empezó a revolcarse y no tardó en salir de la espesura un hirsuto oso, que, viendo a la raposa, se le acercó diciendo:

- ¡Hola, comadre! Bien se ve que te has hartado, de otra manera no te revolcarías tan contenta.

- ¡No lo sabes tú bien! Figúrate que vengo del banquete del Zar; había allí un sinfín de bestias y las martas y los armiños eran innumerables. Allí he dejado comiendo a los lobos, y que tienen una comida que hay para lamerse los dedos.

El oso empezó a rogar a la raposa que lo dejase ir allí:
- Raposita, ¿podrías llevarme al banquete del Zar?

- Con mucho gusto. Escucha. Reúne para mañana cuarenta cuarentenas de osos negros, y entonces os llevaré de mil amores; porque, de ti solo, el Zar no haría caso.

El oso recorrió todos los bosques pregonando la noticia y pronto pudo reunir el número de osos que la raposa exigía, y ésta los condujo al palacio de piedra blanca del Zar, los puso en filas y anunció:

- Poderoso Zar Ogon y terrible Zarina Molnya, vuestro futuro yerno os envía un presente de cuarenta cuarentenas de osos negros.

El Zar hizo pasar también a los osos al encierro y dijo a la raposa:

- Si mi futuro yerno puede mandarme tantos lobos y osos como presente, que me mande otras tantas martas y garduñas.

La raposa se apresuró a volver a lado de Kuzma, le mandó asar la última gallina y el gallo por añadidura, y cuando se los hubo comido en su honor, corrió a revolcarse por la hierba en las praderas del Zar.

Una marta y una garduña acertaron a pasar por allí y preguntaron:

- ¿Dónde has comido tan opíparamente, señora Raposa?

- ¿Cómo? ¿Vosotros vivís en el bosque y no sabéis que me veo honrada con la amistad del Zar? Hoy mismo le he llevado al banquete a los lobos y a los osos, y los muy tragones no saben cómo separarse de aquellos manjares tan exquisitos como en su vida habían probado.

Entonces la garduña y la marta empezaron también a suplicarle:

- ¡Queridita comadre! ¿Por qué no nos presentas también al Zar?

Nos contentaremos con mirar mientras los otros comen.

- Si queréis reunir cuarenta cuarentenas de garduñas y de martas, os prepararan un banquete para todas. Pero a un par sólo de vosotras os negarían la entrada en la corte.

Al día siguiente, las garduñas y las martas estaban reunidas sin faltar una, y la raposa las condujo a presencia del Zar Ogon; le ofreció los respetos en nombre de su futuro yerno y le hizo el presente de las cuarenta cuarentenas de garduñas y de martas.

El Zar aceptó el obsequio y dijo:

- ¡Gracias! Di a mi futuro yerno que venga en persona; deseamos verle y ya es hora de que conozca a su prometida.

Al día siguiente, la raposita se presentó de nuevo en la corte, y el Zar le preguntó:

- Y bien ¿dónde está nuestro futuro yerno?

A lo que contestó la raposa: - Me ha ordenado que os presente sus respetos y que os diga que hoy le será imposible de todo punto venir.

- ¿Cómo así?

- Está abrumado de trabajo, recogiendo todas sus cosas para venir, y ahora mismo acabo de dejarlo contando su tesoro. Precisamente os ruega que le prestéis un almud, porque ha de contar sus monedas de plata; sus almudes los tiene llenos de oro.

El Zar entregó a la raposa el almud sin comentario, pero dijo para sus adentros: "¡Magnífico, raposa! ¡Eso es caernos en suerte un buen yerno! ¡No todos pueden contar en almudes el oro y la plata, en estos tiempos que corremos!"

Al día siguiente, la raposa se presentó de nuevo en la corte y devolvió al Zar su almud (en cuyos ángulos había tenido la precaución de pegar unas moneditas de plata), y dijo:

- Vuestro futuro yerno, Kuzma Skorobogati, me ordena que os presente sus respetos y os diga que hoy estará entre vosotros con todas sus riquezas.
El Zar estaba encantado y ordenó que lo preparasen todo para la recepción de tan estimable huésped. Pero la raposa corrió a la cabaña de Kuzma, donde hacía dos días que el desgraciado estaba echado sobre la estufa, muerto de hambre y esperando. La raposa le dijo:

- ¿Por qué estás tan abatido? ¿No sabes que ya tengo para tu novia a la hija del Zar Ogon y de la Zarina Molnya? ¡Vamos a verlos en calidad de huéspedes y a celebrar la boda!

- Pero, raposa, ¿estás en tu sano juicio? ¿Cómo he de ir si no tengo ropa que ponerme?

- Haz lo que te digo. ¡Ensilla tu rocín y no te preocupes de nada!

Kuzma sacó el rocín del cobertizo, le echó encima una manta vieja, le puso las riendas, lo montó y siguió a la raposa a trote ligero. Ya llegaban cerca del castillo, cuando encontraron un puente que cruzaba un río.

- ¡Baja del caballo! -dijo la raposa a Kuzma.¬ ¡Sierra los pilares de este puente!

El pequeño Kuzma se puso a serrar con todas sus fuerzas los pilares, hasta que el puente se vino abajo con un crujido.

- ¡Ahora desnúdate, arroja el caballo y todas tus prendas al agua y revuélcate por la arena hasta que yo vuelva!

Dicho esto, la raposa echó a correr hacia el castillo donde esperaban el Zar y la Zarina, y se puso a gritar desde lejos:

- ¡Eh, padrecito! ¡Qué desgracia! ¡Socorro, socorro!

- ¿Qué sucede, raposita? -Preguntó el Zar.

- Que los puentes de vuestros dominios no son bastante fuertes.

¡Vuestro futuro yerno venía con todas sus riquezas y ese dichoso puente se hundió bajo el peso y toda la riqueza y toda la gente se ha ido al agua, y mi mismo amo yace junto al puente más muerto que vivo!

El Zar promovió un gran alboroto y chilló a los criados gritando:

- ¡Daos prisa, daos prisa, no perdáis tiempo; tomad de mi guardarropa lo necesario para Kuzma Skorobogati y preservadlo de todo mal!

Los criados del Zar corrieron cuanto les permitieron las piernas hacia el puente y vieron a Kuzma todo envuelto en arena. Lo levantaron, lo lavaron bien, lo vistieron con las ropas reales, le rizaron los cabellos, y lo condujeron con el mayor respeto a palacio. El Zar, lleno de gozo al ver a su futuro yerno libre de tan gran peligro, mandó tocar todas las campanas y disparar todos los cañones, y quiso que se celebrase la boda enseguida.

Coronaron a Kuzma como esposo de la Zarevna, y vivió en compañía de su suegro, cantando canciones todo el día. La raposa recibió los más altos honores de la corte y cuando la vida cortesana dejó de aburrirla, ya no sintió deseos de volver a los bosques.



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Imagen: foroxerbar.com

Articulación de un frente republicano en los medios de comunicación de masas


Enmienda de Adición al Documento Base de la Conferencia Republicana del PCE

Punto. III-¿Cómo alcanzamos la III República?

La sociedad española de comienzos del siglo XXI es una sociedad absolutamente mediática, en donde los medios de comunicación de masas establecen la cultura convencional a través de potentes y diversos altavoces (véanse los informativos, la prensa rosa o los espectáculos deportivos).

Los mass media actúan al servicio de los grandes conglomerados empresariales multinacionales, de cuyos complejos entramados forman parte. En España, los medios coadyuvan al reforzamiento y mantenimiento de la Monarquía Borbónica, blindando cualquier tipo de información disidente relativa a la Casa Real y ejerciendo una censura implacable contra cualquier información o noticia procedente del movimiento republicano, procurando además la criminalización del mismo.

Los republicanos y republicanas de este país nuestro debemos de presentar batalla en el terreno de la comunicación, articulando nuevas formas informativas que nos permitan conectar con el gran público, escapando de la marginalidad a la que pretenden condenarnos.

1. El proyecto de La República.es.

Contribuir a la refundación y expansión del diario digital LaRepública.es debe de ser una de nuestras estrategias fundamentales.

LaRepública.es ha consolidado en un corto espacio de tiempo (desde 2006) un público muy fiel, despertando la atención de respetadas personalidades del ámbito republicano (Teodulfo Lagunero y Antonio Romero, principalmente). Estos compañeros han comprendido la necesidad inmediata de convertir el periódico en el estandarte mediático de la causa republicana, creando para ello la Asociación de Amigos de LaRepública.es, la cual ya está empezando a dar sus primeros frutos.

El objetivo final es lograr un medio de comunicación diario, permanentemente actualizado, enriquecido con firmas de calidad, formado por profesionales jóvenes, con una red de corresponsalías a lo largo del Estado, e incluso en el extranjero (véase el caso de Cuba). El movimiento republicano español debe de colaborar enérgicamente en este proyecto, considerándolo su referente a nivel informativo.

Queda siempre pendiente el ansiado sueño de contar con un medio de prensa en papel afín a nuestra causa, sueño que quizás pueda convertirse en realidad próximamente si arrimamos todos el hombro en la odisea de construir la nueva LaRepública.es.

2. La oportunidad de las redes sociales y el reto de Internet.

En otro orden de cosas, el campo fértil de las redes sociales también debe de ser terreno de siembra de valores y experiencias republicanas. No debemos de desaprovechar una oportunidad tan magnífica de darnos a conocer entre la juventud española, precisamente el sector de la población menos identificado con el sentimiento juancarlista y más propenso a floraciones republicanas.

Internet nos ofrece una gama de posibilidades nunca antes vista, adulterada por el exceso de información y por la dificultad de seleccionar fuentes fidedignas.

El movimiento republicano empieza a levantar cabeza en la red de redes, multiplicando los blogs, las listas de correo, los foros de debate, los artículos de opinión, las noticias alternativas y las denuncias de injusticias y/o corruptelas varias. Estos caudales de esfuerzos, muchas veces realizados de manera individual y voluntaria, deben de ser centralizados y coordinados de cara a plantear un corpus mediático sólido y versátil (al unísono), capaz de contrarrestar la desinformación y la manipulación inherente a los medios monárquicos, elaborando al mismo tiempo una alternativa acorde a los vaivenes y cambios operantes en la sociedad.

3. La retroalimentación o feedback como principio irrenunciable de nuestra política informativa.

La política informativa del movimiento por la III República debe de estar marcada por los ejes de la horizontalidad, la claridad y la precisión, pudiendo servirse de técnicas psicológicas como la retroalimentación o feedback para conseguir una mayor compenetración entre los “periodistas” republicanos y la ciudadanía receptora de sus mensajes.

El fomento de ésta y otras técnicas similares permitirá adecuar nuestra política informativa a las necesidades reales de la sociedad española, huyendo del consabido y rancio debate entre la realidad y el deseo, parafraseando a nuestro gran poeta Luis Cernuda.

A nivel local y provincial, la política de comunicación de la asociación republicana a la que pertenezco (UCAR-Granada) está logrando algunos pequeños objetivos, consiguiendo la colaboración activa de diversos intelectuales y generando debate a través del feedback.

4. Conclusión.

El Partido Comunista de España, histórico defensor de la causa republicana en nuestro país, debe de impulsar la constitución de un frente republicano en los medios de comunicación de masas, fundamentalmente a través del renacimiento del diario LaRepública.es, fomentando además una política informativa nítida y unitaria en las redes sociales y en el mundo cibernético.

José María García Labrac.
Militante de base de la Agrupación local del PCA en Granada ciudad.