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SOBRE LA CREACIÓN TEHUELCHE

Región Araucanía
Chile-Argentina


En la antiquísima cosmogonía tehuelche se cuenta que "El que siempre existió" vivía rodeado por densas y oscuras neblinas allí donde se juntan el cielo y el mar, hasta que un día, pensando en su terrible soledad, lloró y lloró por un tiempo incontable... y así sus lagrimas formaron a Arrok, el mar primitivo...

El eterno Kóoch al advertirlo dejó de llorar, y suspiró...

Y su suspiro fue el principio del viento...

Entonces Kóoch quiso contemplar la creación: se alejó en el espacio, alzó su mano y de ella brotó una enorme chispa luminosa que rasgó las tinieblas. Había nacido el Sol.

Con él la sagrada creación tuvo la primera luz y el primer fuego, y con él nacieron las nubes...

Y los tres elementos del espacio armonizaron entonces sus fuerzas para admirar y proteger a la tierra de la vida perecedera que Kóoch había hecho surgir de las aguas primeras.

Andando el tiempo Elal, el héroe-dios, el nacido de la Nube cautiva y el cruel gigante Nóshtex, creó a los Chónek (hombres) de la raza tehuelche en las tierras del Chaltén... y fue su organizador, protector y guía.

Y entre otras muchas cosas, como Elal viera que sus criaturas tenían frío y oscuridad, cuando el Sol no estaba en el Cielo, les enseño a hacer fuego, el mismo que les permitiera vencer a la nieve y al frío en las laderas del Chaltén, el que brota cuando golpean ciertas piedras...

Dicen que a partir de entonces los tehuelches ya no temieron a la oscuridad ni a las heladas porque eran dueños del secreto del fuego, y el fuego era sagrado para ellos porque se los había dado su padre creador...

Este es un hermoso mito del ciclo de Elal, el progenitor de los tehuelches... Claro que las otras razas del cono sur de América han explicado a su modo el origen del fuego, el preciado elemento que aseguró la vida de las culturas aborígenes patagonienses...

Una antigua leyenda cuenta que los mapuches no conocían el fuego, pero que lo aprendieron de los niños, más exactamente de dos hermanitos que se desafiaron para quien hacías girar más rápidamente un palito en un nido de pasto seco...

¡Y el resultado fue que casi queman todo con su juego inocente!

Parece ser que el gran incendio devoró los bosques y corrió los animales hasta atraparlos...

De este modo los indios se quedaron sin caza.

¿Cómo harías para sobrevivir sin un alimento tan importante?... Pero los ancianos de la tribu dijeron que la carne de esos animales quemados no podía ser impura porque el fuego venía del Dios Padre... Y comieron así carne asada y la hallaron sabrosa... Tanto que, a partir de entonces, también los mapuches quisieron hacer fuego y conservarlo... porque les permitía no sólo cocinar sus alimentos sino disfrutar de su luz y su calor, todos reunidos en torno de la llama que era como el Sol.

Como todos los pueblos primitivos, los que habitaban las mágicas tierras de la Araucanía lograron encender el fuego por fricción de un palo sobre un lecho de yesca, o por percusión de piedras de pedernal hasta que el saltar de la chispa hace arder la hierba seca...

Y si resultaba laborioso encenderlo, aún más difícil era conservarlo...

¿Cómo lograr que no lo apagaran los vientos que trae y lleva Elëngansen?

¿Cómo protegerlo de enviado de Gualichú que intentaría robarlo?

¿Cómo entretenerlo para que no se cansara de arder y se fuera de nuevo...?

Por eso los tehuelches lo encerraban en vasijas de barro, y le prodigaron alimento y cuidados. Las mujeres eran las que se ocupaban del fuego, y cuando lo necesitaban secaban brasitas y con ellas encendían nuevos fuegos...

Pero, ¡ay si se apagaba el fuego! Muchos relatos cuentan de los terribles castigos para la mujer que se dormía o se olvidaba...

Es que fueron tiempos muy duros y los hombres no podían permitirse perder el sagrado tesoro.

Porque era un don de Dios, el fuego volvía a Dios a través de ceremonias donde ofrendaban al Supremo, en el pillan quitral, animales o frutos de la tierra, o bien objetos culturales de manufactura indígena.

También celebraron con homenajes y regalos el fuego de Pillán, el fuego de lo más hondo de la tierra que escupen las bocas enojadas o dolientes volcanes.

¿Acaso Pillán, el que vive arriba de las montañas, no comanda las terribles tormentas de fuego del Cielo y de la Tierra? ¿Sus rayos no destruyen y queman el corazón de la vida? Por eso lo respetan y veneran, para que no se enoje y traiga el fuego que devora...

Y sacralizaron el cherufe, el fuego celeste de los aerolitos que caen y que misteriosamente se vuelven piedra colorada y ya nunca más arden... Aunque: ¿qué habrá pasado con el fuego?, ¿estará sólo dormido o se habrá ido como los innombrables al más allá?

Y hasta honran mudamente a los fuegos fríos de las lejanas estrellas, porque los viejos de los loncos dicen que allí viven los espíritus de los antepasados, las almas de los que se fueron, y desde arriba contemplan sus parientes con el permiso del Elal...

Es creencia aborigen del Sur de América, que viven desde hace incontables lunas, entidades mágicas en relación con fuegos malditos... como los de Anchimallén araucano, el duende enano que sirve a los brujos del diablo, el que roba para "el daño", el que ciega con su presencia por que la lucen la que se transforma es maligna... cuando su radiación brillante y fugaz aparece en los campos o en las montañas o en las ramas de los árboles o en los techos de las rucas... el indio tiembla porque significa la muerte para alguien: ¿a quién se llevará esta vez la luz mala?

Dicen en voz baja que los anchimallenes son criaturas que los brujos alimentan con las míticas leche, sangre y miel, y que quién posea uno multiplicará su hacienda y tendrá protegidos sus ganados...

Hay quién paga mucho al brujo para tener un niño anchimallén, y también quien lo roba, y hasta quien lo seduce para sus propios huertos, observando bien cuál es el alimento que le gusta más y poniéndola su alcance en abundancia en determinados lugares del campo... y es fama entonces que "por goloso pierde la vida" el anchimallen, pues los astutos hechiceros, sus verdaderos dueños, siempre se enteran, ¡y lo castigan con la muerte por su negligencia!...

Claro que la memoria de los mapuches siempre ha tenido un lugar para el ideal luminoso de la mítica Antú Malguén. Es la joven, y bella amada de Antü (el sol), la que parece flotar, delicada y frágil, junto al estanque de las totoras, allá en la cumbre del Domuyo. Dicen que cantan melodías que son como suspiros de la brisa mientras peina sus largos cabellos rubios con peine de oro reluciente... ¿Por qué a veces su canto es un lamento y otra una risa feliz?

Nadie lo sabe, pero la fina voz que parece agua y que parece viento rueda ladera abajo por las rocas del volcán divino.

Sólo unos pocos osados que burlaron al toro y al potro del Domuyo han logrado ver Antü Malguén en la cima sagrada. Para unos huye disuelta en llama de cherufe al sentirse sorprendida, para otros se sumerge veloz en las aguas porque es la sirena Coñi Lafquén (hija del lago)... pero ni unos ni otros han podido olvidar el hechizo fascinador de la doncella de oro luz. Tal vez se deba a que Antü Malguén se funden el fuego de la creación: el Sol.

Por eso mientras viva en el gran volcán andino y peine sus fantásticos cabellos los fuegos de las tribus milenarias no se apagarán, y los viejos continuarán contando y recordando su historia y las historias de todos los mitos, nacidos al calor de la llama que un día les regalara Elal...

VOCABULARIO

ANCHIMALLÈN: Duende de la mitología mapuche. Es enano, no tiene tripas y exhibe una cola luminosa.
CHALTEN: Montaña azul.
CHERUFE: Nombre de un monstruo gigantesco y antropófago que habita en las montañas y es capaz de provocar terremotos y erupciones.
DOMUYO: El que rezonga y tiembla.
ELAL: Personaje central de la mitología tehuelche. Hijo del gigante Nóshtex y de una Nube, es el héroe creador y educador de los tehuelches.
KÒOCH: El creador, en la mitología tehuelche.
NÒSHTEX: En la mitología tehuelche, uno de los gigantes que habitaban en la isla creado por KÔOCH. Rapto a una Nube, en quien engendro a ELAL, luego la asesino y persiguió a ELAL hasta la Patagonia.
PILLÀN: Según los mapuches, espíritu protector o vengador que habita generalmente en un volcán.

Fuente:

LA LEYENDA
Editora/Redactora: Cintia Vanesa Días.
Revista de cultura y humanidades
Editada en Buenos Aires, Argentina Diseño web Zen|Soluciones - ©2001-2004
Todos los derechos reservados - Se agradece la difusión del material, citando la fuente

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temuco.olx.cl

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/03/kooch-el-creador-de-la-patagonia.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/02/elal-y-sus-inventos.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/08/trentrn-y-caicai.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2011/01/el-terrible-cherufe.html

EL TIGRE Y SU HERMANO HOMBRE



Un mito de los Loba

Hace mucho, mucho tiempo, el mundo era todo negro. No existía absolutamente nada. Después, el cielo y la tierra se separaron, y el hombre desde el cielo bajó a la tierra.

Después pasaron muchos años, y la tierra sufrió un gran terremoto. Hubo algunos hombres que no pudieron bajar a la tierra y se quedaron en el cielo, y otros que sólo volaron a mitad del espacio, de donde luego cayeron al suelo. (1)

En aquellos años, sobre la tierra había una mujer (2) que vivía con su tío. Cada uno dependía del otro para vivir, pero sólo llevaban una vida pobre y sencilla. Cuando la chica llegó a la edad de poderse casar, no había nadie que fuera a buscarla. Entonces pasó un lama y dijo que la chica debía casarse con su tío (3). Pero ella no estaba de acuerdo, y subió a un árbol a esconderse. Apenas había subido al árbol, se quedó preñada (4), y empezó a dolerle la tripa como si la estuvieran cortando. Entonces bajó del árbol, y en el momento en que tocó tierra dio a luz a un tigre (5) primero, y acto seguido a un hombre. El tigre, apenas nacido ya podía saltar, pero el hombre no podía ni moverse todavía.

Cuando los hermanos crecieron hubo un día en que salieron al bosque a cazar. El tigre, sin apenas esfuerzo atrapó un ciervo, y el hombre, por más que se esforzó, no consiguió capturar ni un conejo. El tigre se enfadó mucho, corrió junto a su hermano, y tomándole por el cuello, le insultó por ser tan torpe (6).

Pasados varios días, el tigre volvió a decir a su hermano hombre que salieran de caza. Tras haber capturado algunas fieras, el hombre tomó dos palos, y frotándolos hizo un fuego. Tomó la carne y la puso al fuego para asarla, cuando el delicioso aroma del asado se esparcía por todas partes, el tigre con su garra afilada tomó toda la carne, y mientras masticaba ansioso la carne que no le cabía en la boca, decía a su hermano: "Eres un bobo. En cuanto acabe de comer esta carne, me comeré la tuya."

El hombre al escucharle, corrió a casa asustado. Aún jadeando dijo a su madre: "Madre, mi hermano tigre me quiere comer." La madre al escucharle se asustó: "Tu hermano es un malvado, hay que acabar con él."

Y la madre pensó una forma de acabar con su hijo tigre, que a escondidas comunicó a su hijo hombre. Al día siguiente, el hombre fingió ante el tigre tener ganas de ir a cazar al río. Esta vez llevó su arco, y buscó también un pequeño insecto, que colocó sobre la espalda del tigre sin que este se diera cuenta. Al llegar junto al río, el hombre cruzó primero, escondiéndose tras un gran árbol. El tigre le siguió cruzando las aguas, el insecto le empezó a morder en su espalda produciéndole un gran picor, entonces el tigre se rascó con sus garras. El hombre, al ver que el tigre estaba en mitad de la corriente rascándose, aprovechó para colocar una flecha en su arco, y dispararle clavándosela en el cuerpo. El tigre ahora tenía dolor y picor, y no podía vencer la corriente. Así cayó al fondo del río siendo arrastrado por las aguas.

El hombre volvió a casa muy contento, donde se lo contó a su madre, que también se sintió muy contenta. Desde que no hubo tigres que se comieran a los hombres (7), éstos se multiplicaron una generación tras otra.

Notas:

(1) El primer párrafo parece pasar casi volando por numerosas tradiciones antiguas. Se ve que no es el objetivo de este mito profundizar en el origen del mundo y de la gente, no obstante muestra algunos lugares comunes en la literatura mitológica: un origen del mundo vacío, la separación de cielo y tierra, bajada del hombre desde el cielo, catástrofe, separación de las estirpes humanas que dan lugar posteriormente a los seres celestiales, los terrenales y otras estirpes.

(2) Aunque cronológicamente se debería de pensar que el tío es anterior a la mujer, en el relato la mujer es anterior al tío. No es aceptado por todos los estudiosos que la sociedad primitiva de los Lopa fuera matriarcal, aunque entre ellos y otros pueblos lingüísticamente relacionados con ellos, los vestigios de las sociedades matriarcales, son abundantes. En este propio párrafo, el protagonismo de la mujer es evidente. En el resto del mito también. Parece corresponder a la época descrita desde las fuentes antiguas en China: "conocen a su madre, no a su padre."

(3) La aparición del lama ayuda a pensar que tanto él, como el tío, son adiciones posteriores a un mito muy antiguo. No obstante, el tabú del incesto, que no se llega a realizar aquí, sucede con más frecuencia entre hermanos, en otros mitos semejantes.

(4) Este embarazo, en el que el tío no juega ningún papel, está descrito de forma semejante a mitos que conocemos sobre el origen de los clanes entre las minorías de China (e incluso algunas dinastías). Su sucinta descripción parece seguir un modelo general.

(5) El tigre tiene un tremendo significado simbólico entre los pueblos que hablan lenguajes de la rama Yi de la familia tibeto-birmana. Estos pueblos han estado relacionados históricamente con los Lopa. Los Yi se considera el "pueblo del tigre". Entre los Bai, Naxi, Moso, Pumi, Lahu y Lisu, también tiene gran importancia. Algunas publicaciones recientes sugieren que el tigre es en realidad una tigresa, y que el culto al tigre entre estos pueblos es una herencia del culto a la madre.

(6) A la vista del significado simbólico que los elementos anteriores pueden tener para los Lopa, el enfrentamiento entre el tigre y el hombre que constituye la mayor parte del mito, puede referirse tanto a enfrentamientos con los llamados "pueblos del tigre" en épocas remotas; como a una guerra de sexos entre los elementos femeninos representados por el tigre, y los masculinos, por el hombre.

(7) Aunque la victoria no tiene por que corresponder con la realidad, y ha podido ser una derrota ante los pueblos del tigre que les ha forzado a alejarse más y más de sus tierras originales, no cabe duda que sólo con la desaparición de sus enemigos los hombres de multiplican una generación tras otra.

Fuente:
http://www.chinaviva.com/Loba/lobamitotigre.htm

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ventanaachina.8m.com

EL CUENTO DE LA PERLA





En la antigüedad, había al este una gruta donde vivía un Dragón de Jade color plata, y al oeste un espeso bosque donde se ocultaba un Fénix de Oro multicolor.

Todas las mañanas, estos dos vecinos se topaban a la salida de su casa. Un día, uno de ellos nadando en el agua, el otro volando en el cielo, llegaron sin darse cuenta a una isla mágica. Casualmente, descubrieron una piedra deslumbrante.

El fénix de oro, muy sorprendido, lanzó un grito de admiración.

-¡Qué bonita!

El Dragón de Jade, embelesado, propuso a su amigo: “¿Quieres que la cultivemos en forma de perla?

Este estuvo de acuerdo y se pusieron a trabajar. El dragón usó sus patas y el fénix su pico. Día tras día, año tras año, trabajaron, y fue así que poco a poco se formó una brillante perla.

El fénix extrajo rocío de las montañas mágicas que derramó sobre la perla; el dragón fue a buscar agua clara en la Vía Láctea y la esparció sobre el tesoro; poco a poco comenzó a resplandecer.

Desde entonces, el Dragón de Jade y el Fénix se hicieron buenos amigos, los unía la misma pasión por la perla. Al no desear volver a casa, decidieron establecerse en la isla para custodiar su tesoro día y noche.

Era realmente una perla preciosa. Todos los lugares tocados por la luz que emitía reverdecían, las flores florecían, el paisaje se volvía luminoso y colorido, y la cosecha era abundante.

Un día, la Reina Madre del Oeste, se paseaba fuera de su palacio cuando vio esta perla por casualidad, y se quedó fascinada. Al amparo de la noche, hizo que robaran el tesoro, mientras el dragón y el fénix dormían, luego escondió la perla en el fondo de un fabuloso palacio, protegida por nueve puertas y nueve cerraduras.

A la mañana siguiente, cuando despertaron los dos animales, ya no encontraron su tesoro, estaban preocupados. El Dragón de Jade recorrió todas las cuevas de la Vía Láctea, y el Fénix Dorado hurgó todos los rincones del monte fantástico, pero sin encontrarla.

¡Estaban muy tristes! Ahora, pasaban sus días y noches buscando su tesoro perdido.

Ese día para celebrar el cumpleaños de la Reina Madre del Oeste, todos los inmortales del cielo se reunieron en su Palacio Fantástico donde iba a ofrecer el “banquete de los melocotones de la inmortalidad”. Objeto de muchos deseos de longevidad y de felicidad eterna, la Reina Madre se sentía plena de felicidad.

De repente se le ocurrió la idea de exhibir su tesoro a los inmortales:
-Mis queridos invitados, dijo, les voy a mostrar una perla preciosa, ¡un objeto único en el mundo!

Diciendo esto, sacó de su cinturón las nueve llaves, hizo abrir las nueve puertas del palacio, y sacó la perla en una bandeja de oro, toda deslumbrante. Los inmortales presentes se extendieron en elogios.

Mientras los invitados estaban en la fiesta, el Dragón de Jade y su amigo el Fénix Dorado seguían buscando su perla.

Atraído por sus destellos, el Fénix llamó al Dragón:

-Mira, ¿no percibes las luces de nuestro tesoro?

Con la cabeza saliendo del río celestial, el Dragón de Jade respondió:

-Sí, ¡hay que ir a buscarlo!

Siguiendo la luz emitida por la perla, llegaron hasta el palacio de la Reina Madre del Oeste, en el momento en que los inmortales se inclinaban para ver la maravilla.

El Dragón de Jade se precipitó hasta adelante, gritando:

-¡Esta perla nos pertenece! El fénix Dorado le hizo eco.

Escuchando esto, la Reina Madre se enojó:

-¡Cállense, soy la madre del Emperador Celestial de Jade, todos los tesoros del cielo me pertenecen!

Muy indignados, el Dragón y el Fénix gritaban juntos:

-Esta perla no es un producto natural del cielo ni de la tierra, es el fruto de nuestro trabajo por muchos años.

La Reina Madre, presa de la rabia y la vergüenza, protegió con la mano la bandeja de oro y ordenó a los generales celestiales sacarlos inmediatamente del Palacio.

Entonces, el Dragón y el Fénix se precipitaron hacia la perla, aunque tres pares de manos sujetaban la bandeja y ninguna quería ceder.

Entonces, el plato que disputaban perdió el equilibrio y la perla rodó hasta el borde del cielo, luego cayó a la tierra.

El Dragón de Jade voló en el aire y siguió a la perla para que no se rompiera. Los dos amigos, uno volando, otro danzando en el aire, protegieron tanto a la derecha como a la izquierda su tesoro hasta que cayó suavemente a la tierra.

Cuando llegó a la tierra, la perla se transformó de pronto en un lago cristalino, llamado el Lago del Oeste.

Muy enamorado de la perla para abandonarla, el Dragón de Jade se convirtió en una majestuosa montaña y el Fénix Dorado, en una verde colina, que la dominan para protegerla.

Desde entonces, el Monte del Dragón siempre se ha mantenido con su amigo la Colina Verde del Fénix en los bordes del Lago del Oeste.

Es por eso que los lugareños corean aún: El Lago del Oeste es una perla que cayó del cielo acompañado por el Dragón y el Fénix hasta el río Qiantang.

Fuente de la historia:
Les contes pour enfant du monde.
http://deorienteaoccidente.wordpress.com/2011/01/17/el-cuento-de-la-perla/

Cultura de China www.contes.biz,
La Grande Époque

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spanish.china.org.cn

BENTEN Y EL REY SERPIENTE




(Mito japonés)

Prestad atención, porque esto es cierto:

Debajo de las aguas viven las criaturas serpiente. En su castillo de cristal y coral gobierna Ryu-wo, el rey dragón. Aunque su corona está decorada con un áspid, tiene un cuerpo humano. Es noble y sabio, guardián de la religión sintoísta. Sus seguidores son serpientes, peces y demás criaturas submarinas. Muchos de estos seguidores son gentes que han llegado por casualidad al caer al mar y han preferido permanecer en su corte, transformados.

En la costa japonesa del Pacífico, cerca de Kamakura, hay un gran templo similar al del rey dragón, que conmemora la unión de la diosa del amor Benten con un rey serpiente que residía en un estanque cerca de la playa de Enoshima.

Cuentan que este rey serpiente atacaba las aldeas y devoraba a sus pobladores en varios kilómetros a la redonda. Benten no soportaba observar tanta destrucción, por lo que provocó un terremoto que hizo salir de su guarida al rey serpiente.

A diferencia de Ryu-wo, él era horroroso y feo, con escamas y la lengua bífida de las serpientes. Benten se sintió profundamente asqueada, pero el rey serpiente le habló con palabras tan dulces, de tal modo que su corazón se rindió y se casó con él, haciéndole jurar que acabaría con su reinado de terror.

Solamente las palabras convencen a Benten, pues es la diosa de la elocuencia, además de la música. Siempre lleva su biwa, un instrumento de cuerda que recuerda a un laúd. A veces se aparece a los grandes músicos que tocan con ardor.

Benten viste largas túnicas de colores y una piedra preciosa en su corona. Se la venera en lugares hermosos a lo largo de la costa. Cuando se necesita dinero es a ella a quien se reza, ya que otorga riquezas a aquellos que elevan súplicas bien razonadas.

Fuente:
http://biblion-thekes.blogspot.com

ELLA, LA DIOSA




Sola, majestuosa, plena en Sí Misma, la Diosa, Ella cuyo nombre no puede ser pronunciado, flotaba en el abismo de la oscuridad exterior, antes del comienzo de todas las cosas. Y cuando miró en el espejo curvado del espacio negro, Ella vio su propio reflejo radiante y se enamoró de él. Lo hizo aparecer mediante el poder que estaba en Ella e hizo el amor consigo misma, y La llamó "Miria, la Maravillosa".

Su éxtasis irrumpió en la única canción de todo lo que es, fué y será, y con la canción llegó el movimiento, ondas que fueron vertidas hacia fuera y se convirtieron en todas las esferas y los círculos de los mundos.

La Diosa se llenó de amor, se hinchó de amor, y dio a luz a una lluvia de espíritus brillantes que llenaron los mundos y se convirtieron en todos los seres.

Pero en ese gran movimiento, Miria fue arrastrada hacia afuera y al alejarse de la Diosa, se volvió más masculina. Primero se convirtió en el Dios Azul, el bondadoso y risueño, llamado el Dios del Amor. Después en el Dios Verde, cubierto de parra, arraigado en la tierra, el espíritu de todas las cosas que crecen. Finalmente, se convirtió en el Dios de la fuerza el Enastado, en el Cazador cuyo rostro es el Sol rubicundo, más no tan oscuro como la Muerte.

Pero el deseo siempre lo vuelve a atraer hacia la Diosa, para que Él la rodee eternamente, intentando volver al amor.

Todo empezó con el amor; todo busca volver al amor. El amor es la ley, maestro de la sabiduría y gran revelador de misterios".


Fuente:
De Diosas, Brujas y Sabias
Noe Costas


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blog.enfemenino.com

LA ENEIDA




Dentro de las diversas obras literarias que se crearon bajo el tutelaje de Augusto, se encuentra “La Eneida” compuesta por Publio Virgilio Marón. Este poema épico es singularmente importante, en primer lugar porque desde el momento que comenzó a circular se transformó en la epopeya nacional romana. En segundo porque estableció la versión definitiva de los mitos sobre la fundación de Roma y finalmente por que justificaba la política expansionista latina y el gobierno autocrático de Augusto. Por eso es que resulta importante conocer las ideas mitológicas e históricas que hay detrás de este texto.

Según “La Eneida” tras la guerra de Troya, Júpiter decidió evitar que los pueblos se destruyeran en guerras tan sangrientas. Con ese fin ordenó a uno de los pocos sobrevivientes de Troya que fundara una nación que llevara paz y prosperidad al mundo. Esta nación debía establecerse en la península itálica.

En su viaje, Eneas encalla con sus hombres en las costas de Cartago que había sido fundada hace poco y aún reinaba su primera Reina, la legendaria Dido. Dido se enamora de Eneas y le pide que se quede con ella en Cartago. Eneas duda, pero finalmente decide cumplir con la misión que le encargaron los dioses y parte hacia Italia. La Reina, sintiéndose traicionada conjura una maldición contra Eneas y la raza que fundará, esta maldición es un anuncio de la guerra que siglos después enfrentaría a Roma contra Cartago.

Una vez en Italia, Eneas y su séquito se establecen en la región del Lacio, donde son bien recibidos por el Rey Latino que daría nombre al pueblo que surgiría en esa región. Sin embargo un importante sector de los habitantes del lugar, liderados por Turno, no aceptan a los troyanos. Tras un duro enfrentamiento, Eneas se impone a Turno y logra establecerse en el Lacio, fundando la ciudad de Alba Longa.

Tras su muerte, Eneas es sucedido por su hijo Iulo y una larga estirpe de reyes. Pero los problemas comienzas dinástico comienzas tras la muerte del sabio Rey Procas. El menor de sus hijos, Amulio usurpa el trono y exilia al legítimo heredero Numitor. A Rea Silvia, la hija de Numitor, la obliga a volverse Sacerdotisa Vestal, para que mantenga la virginidad y no pueda engendrar ningún hijo. Sin embargo el dios Marte, seduce a Rea Silvia y de la unión nace dos gemelos Rómulo y Remo.

Rea Silvia debe exiliarse y Rómulo y Remo quedan bajo el cuidado de una loba en las orillas del Tiber. Sobre este río fundan la ciudad de Roma y tras una disputa, Rómulo mata a Remo y se constituye en el primer Rey de Roma. Como en esta ciudad reina el heredero legítimo de Eneas, Roma le quita la supremacía del Lacio a Alba Longa.

Cuando los reyes latinos son sustituidos por los etruscos, se corre el riesgo de perder el legado sagrado, por eso es que se hace imperativo echar a los reyes y constituirse en una República. Bajo la República Roma fue expandiéndose, llevando la paz y las leyes a regiones cada vez más lejanas.

Irónicamente, con el paso del tiempo, el peor enemigo de la misión divina de Roma eran los propios romanos, ya que constantemente combatían entre ellos en guerras civiles. Con este fin los dioses nombraron a un descendiente de Enas y Iulio, tal como su nombre lo atestigua, Cayo Julio César (Caius Iulius Caesar) para que restableciera la paz y tutelara el buen funcionamiento de la República. Como César fue asesinado, esta misión fue completada por su legítimo heredero, Cayo Julio César Octaviano, conocido como Augusto y desde entonces, el linaje de los Julios tiene la obligación y el honor de velar porque Roma cumpla con su misión divina.

Fuente:
http://e-historia.es
Imagen
portalplanetasedna.com.ar

FENRIS

Tyr y Fenris


Se trata de un lobo de la mitología nórdica, conocido también como Fenrer, uno de los tres hijos del malvado Loki y la gigante hechicera Angerbode. Hermano de Hel (gigante y lúgubre diosa de las tinieblas) y la serpiente Migrad.

De acuerdo a la leyenda, Fenris fue educado entre los dioses pero sólo Tyr era tan valiente como para alimentarlo.

Al pasar el tiempo, el tamaño del lobo aumento tanto que fue considerado peligroso por los dioses.

Los oráculos ya lo habían dicho, un día, la bestia seria fatal. Por eso es que decidieron encadenarlo. Sin embargo, Fenris rompió sus ataduras. Lo intentaron otras veces y tras fracasar, finalmente utilizaron la cadena Gleipner, fabricada por un elfo. Esta cadena prodigiosa, estaba hecha con seis materiales: barba de mujer, raíces de montaña, ruido del paso de un gato, tendones de oso, saliva de pájaro y aliento de pez.

Estos componentes le daban a la cadena una resistencia sobrenatural. Al intentar atar al animal, la bestia impuso su condición: que uno de los dioses colocara una mano en su boca. Tyr, fue el único que se atrevió a acceder al pedido y así perdió su mano derecha.

Los dioses eligieron no darle muerte a Fenris, pero lo arrojaron al río Von. Desde entonces, el lobo Fenris se conoce también con el nombre de Vonargander.


Fuente
http://mitosyleyendas.idoneos.com/index.php/Bestiario_mitol%C3%B3gico/Fenris

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asatrurosario.blogspot.com

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/07/heimdall-loki-y-freya.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/07/el-collar-de-freya.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/08/hel.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/08/helheim.html

ANU



ANU (An, Ann): dios del cielo. De hecho, "an" significa precisamente cielo en sumerio.

An (Anu) El rey de los dioses, cabeza de familia. Dios del paraíso y de la tierra. Dios del firmamento estrellado, el espíritu monarca de la esfera superior. Su símbolo era una estrella.

De acuerdo con la tradición sumeria, vivía en el Paraíso y hacía visitas a la tierra en épocas de crisis o en ceremoniales.

Tenía su templo en Uruk llamado E.ANNA (la casa de AN).

De su unión con Nannu tuvo a Enki, y de su unión con Ki tuvo a Enlil.

Relacionado con el dios asirio Asur o el dios filisteo Dagon. Se representa con un disco alado, que emerge de un busto humano con una taira real, doble cornamenta y cola de águila, en el acto de tensar un arco para lanzar una flecha.

Sus hijos y seguidores fueron los Anunnaki o Annuna.

Junto con Enki y Enlil forma la llamada "Tríada Sumeria" de dioses principales. Se supone que en un principio (antes de 2500 a.C.) era el dios principal, para luego ser sustituido por Enlil en este papel. Pese a esto, siempre tuvo un papel preponderante en todos los panteones como demiurgo o dios original del Universo.

Astronómicamente, estaba asociado con el "Camino o Sendero de An", región de la bóveda celeste coincidente con el Ecuador.

Posteriormente se definiría dicha región como el espacio entre los dos trópicos. Tenía asociado el número 60, cifra sagrada para los sumerios. Su ideograma en caracteres cuneiformes también servía para describir la palabra "dios", dingir en sumerio

Fuente:
Zecharia Sitchin
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http://luis-tejeiro.blogspot.com

MAUI DE LAS MIL ESTRATAGEMAS




Prestad atención, porque esto es cierto:

Son muchas las historias que se cuentan de Maui, al que llaman el de las mil estratagemas, que pescaba las islas en el fondo de los Mares del Sur.

De Maui se dice que nació débil y enclenque, por lo que su madre Taranga lo arrojó a los mares, pero sobrevivió.

En una ocasión bajo a los infiernos y trajo el fuego para los hombres. Lo tenía la diosa Mahuika, abuela de Maui, en las incandescentes yemas de sus dedos. Maui logró que le diera uno de sus dedos pero cuando regresaba lo perdió y tuvo que volver para pedir otro.

Mahuika, furiosa, arrojó uno de sus dedos sobre un bosque, incendiándolo.

Maui pidió ayuda a los dioses de la lluvia y el incendio se apagó pero muchas semillas de fuego habían quedado en los árboles que desde ese momento sirvieron a los hombres para hacerlo a su voluntad.

-Los días son demasiado cortos -dijo Maui un día-. ¡No da tiempo para hacer nada!

Así que Maui preparó una treta para hacer que el sol fuera más despacio. Preparó una cuerda hecha de fibra de coco y una maza, partió hacia el Este, hasta el borde del mar, y allí esperó a que el sol apareciera, como cada mañana. Cuando este asomó su cabeza, le arrojó el lazo, pero el sol quemó la cuerda.

Maui decidió entonces fabricar una cuerda mucho más resistente. Para eso cortó las sagradas trenzas de su esposa Hina y tejió una cuerda con un lazo corredizo. Luego cogió la mandíbula de su antepasada ciega Murirangawhenua y se llevó a sus cinco hermanos para que le ayudaran.

Una vez más cuando el sol salió, Maui le tiró su nueva cuerda, que no se quemó. Entre los seis hermanos detuvieron al sol.

Seguidamente Maui le golpeó con la mandíbula y el sol se quedó tan débil que no podía sino arrastrarse por el firmamento.

Pero Maui solo aceptó liberarle cuando el sol se comprometió a viajar mas despacio, a lo cual aceptó. De este modo Maui dio a los hombres más horas de luz.

Fuente:
http://biblion-thekes.blogspot.com


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LA LEYENDA DE LOS VOLCANES...

Popocatépetl – Altitud: 5,452 m (México, Morelos y Puebla).
Aún activo, se alza en la cordillera Neovolcánica, al sureste de la ciudad de México. Constituye la segunda mayor elevación del país.
En una de sus laderas, pobladas por bosques de coníferas, se encuentra un cráter adventicio, conocido como el pico del Ventorrillo.
Su cima, cubierta por nieves perpetuas, fue coronada por primera vez en 1520, por una expedición al mando de Diego de Ordás.

POPOCATÉPETL E IZTACCÍHUATL


Al morir Citlali, los sacerdotes deciden: “debe ser enterrada en las faldas del Iztaccíhuatl”.

“¿Por qué abuela?” Pregunta Xóchitl, la más pequeña de las hermanas de Citlali.

Brota la cascada respuesta; “Únicamente las doncellas que mueren de amor pueden aspirar a descansar en las orillas de la mujer dormida. Tu hermana al enterarse de la muerte de su prometido en la guerra, no soportó la vida, se marchitó ansiando reunirse con él, los dioses se apiadaron de ella. Es una honra a su fidelidad. Esta costumbre viene de una historia que sucedió hace muchos años”.

“Cuéntamela, en lo que preparan las exequias”.

Ya se sabe que las abuelas no se pueden resistir al pedimento de una nieta. Para no interrumpir la solemnidad de las ceremonias fúnebres, la anciana sale de la casa, en una banca desde donde se divisan los volcanes que custodian la laguna, comienza su historia.

Xochiquetzal juró amor eterno al guerrero más apuesto y orgulloso, flor del ejército mexica que partía rumbo a la guerra contra los zapotecas. Guerra sin tiempo ni final que los mexicanos debían enfrentar para el engrandecimiento del imperio. Xochiquetzal hermosa y desconsolada quedó en espera de la victoria y del regreso de su hombre.

No hubo noticia de la anhelada aniquilación del enemigo. La lejanía del señorío zapoteca. La fiereza de la defensa y la bravura de sus hombres sumían en gran mortificación a Xochiquétzal, que no obstante, recibía la adulación y el cortejo de aquéllos que no habían partido a luchar. Sobre todo de un tlaxcalteca que se había avecindado en la Ciudad cuando hicieron falta brazos masculinos para el trabajo cotidiano.

Fue este mismo pretendiente quien llevó la noticia de la muerte de su amado. Rotos los vínculos de amor que la ataban de por vida a su juramento. Xochiquétzal se sumió en desconsoladora tristeza que nada podía apaciguar. La indolencia se apoderó de ella. Todo le daba igual. La distraían de vez en cuando los floridos halagos, los continuos regalos de que era objeto por parte de su pretendido enamorado. Ante el pedimento de boda que frente a sus padres hizo el suplicante tlaxcalteca, aceptó a sabiendas de que era como enterrarse en vida. Después del anudamiento de las tilmas empezó su melancólica existencia al lado de su marido. No volvió a sonreír.

Los guerreros aztecas regresaron derrotados, avergonzados, tristes, vencidos. Excepto uno, que a pesar del fracaso conservaba la dignidad de su raza.

Las mujeres escondían a sus hijos para llorar, menos Xochiquétzal que miraba sin inmutarse al ejército rendido. Sin embargo, cuando la mirada del único guerrero que marchaba con orgullo por las calles de la Ciudad se posó sobre ella, sintió morir. Él era el hombre al que había jurado amor eterno.

Furiosa y llena de odio insultó al Tlaxcalteca con el que se había casado, lo acusó de vil y mentiroso por inventar la muerte del hombre al que amaba. Huyó por el borde del lago de Texcoco con su marido tras ella. El guerrero los siguió y enfrentó a su rival. Después de luchar, el tlaxcalteca herido se evadió a su país.

Después del enfrentamiento buscó a su amada, la halló muerta. No quiso seguir viva después de ser mujer de otro a quien no le había jurado fidelidad eterna. Él lloró, cortó flores, cubrió con ellas el cuerpo de Xochiquétzal, trajo un incensario en el que quemó copal. Lloró el Zenzontle (pájaro de cuatrocientas voces). Apareció Tlahuelpoch, mensajero de la muerte. La tierra se sacudió en temblores, las nubes llenaron de penumbra a los cielos, el miedo se apoderó de los habitantes del Anáhuac.

Al amanecer habían surgido en el valle dos montañas nevadas. Una, con la forma de una mujer recostada, cubierta de flores blancas. Otra, alta e impresionante, como un guerrero azteca hincado a sus pies.

Se dice que el Tlaxcalteca murió cerca de su tierra. Convertido en volcán le llamaron Poyautecatl, que quiere decir señor crepuscular, y después Citlatepetl o cerro de la estrella. Su obligación y penitencia es observar de lejos a los amantes, que nunca podrá separar.

“¿Abuela, si muero de amor, me enterrarán en las faldas de Iztaccíhuatl?”

La anciana recarga a la niña en su regazo pronunciando un conjuro que la aleje de la desgracia del amor que no se consuma.

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planetacurioso.com

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CARAGABÍ Y TUTRUICÁ



Los Catíos, que habitan actualmente el occidente de Antioquia, pertenece a la comunidad de los Chocó, y el hecho de que sean conocidos con el nombre de la antigua tribu Catía se debe probablemente a que vinieron en siglos posteriores a ocupar su región.

Sobre el mundo terrestre reinaba feliz Caragabí, después que se hizo independiente de Tatzitzetze, que lo había creado. Muy ajeno estaba Caragabí de creer que existiese en uno de los cuatro mundos inferiores al suyo otro dios no inferior a él en excelencia y poder.

Tutruicá era el dios del mundo que hay, no dentro de la tierra sino debajo de ella. Tutruicá no recibió de nadie la existencia. En eso es semejante a Tatzitzetze pero Caragabí no se considera inferior a ninguna divinidad pues recibió todo el poder y toda la sabiduría de Tatzitzetze y hasta llegó a prevalecer sobre él.

Caragabí y Tutruicá vivieron mucho tiempo sin conocerse uno al otro.

Cierto día, el dios de arriba divisó desde la región del aire un globo envuelto en sombras, suspendido en otra región por debajo de la tierra, y descendió a ver lo que era. Entonces Caragabí se encontró con un personaje yábea, es decir, contemporáneo, el cual era dueño de Armucurá, que era el mundo inferior y próximo a la tierra.

- ¿Quién eres tú?- preguntó Caragabí.

- Yo soy Tutruicá- contestó el yábea, el dios de abajo.

- ¿Eres nacido?

- No, resulté solo, nadie me hizo. Y tú ¿cómo naciste?

- Yo nací de la saliva de Tatzitzetze. Por eso me honro de tener a tan soberano progenitor.

- Pues lo que es yo no tengo ningún antepasado y en eso cifro mi honra y mi superioridad a ti.

Entonces Caragabí habló así al yábea:

- Vamos a probarnos mutuamente si somos dioses.

- Convenido. Yo trabajaré el barro, dijo Tutruicá.

- Pues yo labraré la dura piedra – repuso Caragabí.

Acabado este diálogo, cada cual se fue a su mundo como dos artistas a su taller.

Pasado como un año, Caragabí dio comienzo a su obra, esculpiendo en la dura piedra mompahuará dos estatuas, con intención de darles vida y convertirlas en personas. Tan pronto como las acabó, les sopló en las extremidades de los pies y manos, y en la frente, con lo que les entró la vida. Las efigies abrieron los ojos y sonrieron pero no pudieron levantarse ni tampoco hablaban.

Mucho mayor éxito tuvo Tutruicá, el cual hizo de barro dos grandes muñecos, les sopló en la frente e hizo de ellos al primer hombre y a la primera mujer que habitaron en el Armucurá, donde todos los moradores son inmortales.

Supo Caragabí que su contemporáneo había hecho de barro dos muñecos, que, no sólo miraban y sonreían sino que se movían, andaban y hablaban. Con gran avidez mandó Caragabí un mensajero a Tutruicá, preguntándole cómo se las había arreglado para hacer una creación tan perfecta.

Tutruicá dio respuesta desdeñosa e insultante a Caragabí. Le trató de idiota y le motejó de dios creado.

Caragabí, vencido por Tutruicá en la obra de sus manos, se encolerizó en extremo, cuando oyó los insultos del yábea y corrió contra él, provisto de un largo lazo, con ánimo de ahorcarle. Desde lejos le enlazó con arte magistral, pero Tutruicá sujetó con tal fuerza el lazo escurridizo que enojado Caragabí hubo que reconocer mal de su agrado, que tampoco por la fuerza podría vencer a su contrincante. Con esta prueba quedaron ambos convencidos de su igualdad de fuerza.

Si en esta ocasión hubiera vencido Tutruicá, habría quedado dueño de ambos mundos, y todos los moradores de la tierra habríamos gozado de inmortalidad como los habitantes de Armucurá.

Otro día, Caragabí, calmado de su enojo, consideró que debía mandar otro mensaje a Tutruicá, rogándole que le enseñara cómo había él formado tan perfectas criaturas.

Tutruicá se negó por segunda vez.

De allí a algunos días, se compadeció Tutruicá de Caragabí por que no podía crear al hombre con la debida perfección y le mandó a decir que no hiciera al hombre de piedra sino de barro. Caragabí se humilló a obedecer esta insinuación de Tutruicá y mandó un tercer mensajero a pedir al yábea un pedacito de su barro, siquiera como la lengua de una paloma.

El dios de abajo complació esta vez al dios de arriba, enviándole lo que pedía, y aquel minúsculo pedacito de barro creció tanto en manos de Caragabí, que bastó para formar la efigie de un hombre.

Se sacó Caragabí un pedacito de costilla y con ella sopló al gran muñeco en las extremidades y en la frente, y en seguida la introdujo dentro de la efigie, la cual, al punto se transformó en un hombre, que se puso de pie y veía, sonreía, andaba y hablaba con perfección. Caragabí se alegró mucho de su obra y le mandó que se arrodillara para darle la bendición.

Hecho esto, Caragabí se fue a recorrer el mundo. Pasados diez años pensó en darle compañera al hombre que había formado. Para ello mandó nuevo mensajero a Tutruicá pidiéndole otro poco de barro, por que la primera cantidad se le había perdido.

Tutruicá creyó en este engaño y le mandó una cantidad semejante a la primera.

Con ese barro hizo Caragabí una figura de mujer, por semejante procedimiento que siguió al formar al hombre. Para darle vida, quitó al hombre la primera costilla del lado derecho y con ella sopló a la efigie, introduciéndosela cuidadosamente, y he aquí que la efigie se animó, el barro cobró aspecto humano, y resultó una encantadora mujer. Al verla con vida e inteligencia perfectas, se alegró sobre manera el corazón de Caragabí.

Por virtud de las sendas costillas introducidas en ambas efigies, se les quitó la pesantez propia del barro.

Tutruicá que no despreciaba oportunidad para buscar reparos en todas las obras de Caragabí, viéndole tan alegre y satisfecho por la creación del primer hombre y la primera mujer, quiso zaherirle que, al fin y al cabo, los hombres que había hecho eran mortales.

A lo cual repuso Caragabí: “no importa, después de la muerte, yo recogeré sus almas y las llevaré al cielo, donde serán inmortales.”


Colombia - Mito Catío - Origen dioses Caragabí y Tutruicá

Este mito sobre los dioses Caragabí y Tutruicá fue tomado y adaptado de la obra Mitología Americana, del R.P. Mariano Izquierdo, C.M.F.

Por Juan Carlos Alonso
http://mitosla.blogspot.com/2009/03/colombia-mito-catio-origen-dioses.html

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NIU-KUA

En algunas interpretaciones de la leyenda, Niu-kua aparece al mismo tiempo como la hermana y la esposa de Fu-hi, el legendario gobernante que enseñó al ser humano a domesticar a los animales y el que le mostró el matrimonio. Niu-kua y Fu-hi fueron pintados como con colas de serpiente entrelazadas y con un niño entre ellos, en un mural de la Dinastía Han del Este (25-220 d. C.) en el templo de Wu-liang en el pueblo de Jiaxiang (provincia de Shadong).



En la mitología china Niu-kua (a veces Nv-Kua) es una de las divinidades femeninas más antiguas. Niu-kua es definida en el más antiguo diccionario chino por el filólogo Xu Shen como “la encargada de la reproducción de todos los seres vivos”, por lo cual, muy posiblemente su origen está asociado con la fertilidad. Hay varios relatos que nos hablan de esta diosa y según cuenta una leyenda ella es quien creó al ser humano

Según se relata la tierra era muy bonita, en ella crecían las flores, los árboles y estaba llena de animales, pájaros, peces y muchas otras criaturas. Pero, a pesar de ello Niu-kua sentía soledad. Ella descendió y cogió un pedazo de tierra, la mezcló con agua y la moldeó hasta formar una figura a su semejanza. A medida que la iba amasando, la figura cobraba vida, hasta que se convirtió en el primer ser humano. Niu-kua estaba tan complacida con su creación que continuó elaborando más figuras, tanto de hombres, como de mujeres. Ellos danzaron alrededor de Niu-kua llenos de gozo y agradecimiento y dejó de sentir soledad.




Bibliografía
MIRCEA ELIADE
Historia de las creencias y de las ideas religiosas/ Mircea Eliade.-1978.- Madrid, Ediciones Cristiandad. (4 vol.)
http://www.cervantesvirtual.com/historia/th/cosmogonia_china.shtml
Cosmogonía China

Sitio de la imagen
bromero161162.blogspot.com

EL SACRIFICIO QUE APAGO EL LANIN

El Lanín es un Estratovolcán. De una altura de 3.776 metros sobre el nivel del mar, no registra actividad desde el siglo XVIII, no obstante este Estratovolcán se encuentra incluido en el cinturón de fuego del Pacífico.
Se encuentra en el límite entre Argentina y Chile.
Vista desde el Lago Huechulafquen (Argentina).



Dicen los mapuches que cada montaña tiene su dueño, su Pillan, un espíritu que guarda sus tesoros y la protege de los grandes abusos.

El Pillan vive en la cumbre desierta hasta donde nadie se aventura, pero baja para recorrer sus caminos, cuidar los animales del bosque y asomarse a la orilla de los lagos o a la puerta de los valles, donde termina su reino. Cuando el Pillan se enoja, un viento amenazante comienza a agitar las copas de los arboles, expulsando el silencio y reuniendo las nubes. Cuando castiga, provoca tormentas, derrumbes, erupciones... Y, calmar la ira de un Pillan a veces exige sacrificios inolvidables.

La tribu del cacique Huanquimil vivía hace mucho tiempo en el valle de Mamuil Malal, contra la ladera norte del Lanin, donde los pehuelches se levantan enhiestos y oscuros como centinelas, donde crecen los amankays como una sorpresa repetida y corren las maras entre la espesura.

Una vez, un grupo de muchachos recorría el bosque buscando caza, siguiendo las huellas de un huemul. Decididos, con el carcaj y el cuchillo bajo el manto de lana y seguidos por los perros, iban subiendo la ladera.

- Seguro que se fue para el torrente – dijo uno – allí lo atraparemos–
Y sin mas palabras marcharon, optimistas, siempre hacia arriba, siguiendo la rastrillada que circunda la montaña.

Sus pasos se hicieron sigilosos al acercarse a la cascada. Era un arroyito, apenas un hilo de agua que bajaba desde la cumbre, donde piedras o ramas caídas formaban aquí y allá pequeños estanques, donde el bosque perdía toda rudeza, tapizado de musgo y adornado de flores.

Ocultos y en silencio, esperaron al huemul. Después de un rato que pareció muy largo, el animal llego al claro y se puso a beber delicadamente el agua transparente. Los muchachos apuntaron sus flechas, pero los perros, inquietos se les adelantaron y espantaron al ciervo, que se escapo rápidamente ladera arriba, buscando el refugio de los arboles.

Y comenzó la persecución. Los perros olfateaban la huella y corrían, erizados, mientras los cazadores se separaban, subiendo por distintas sendas, para acorralar a la presa. A veces el huemul se detenía y luego, asustado, volvía a escaparse, siempre trepando montaña arriba, su única vía libre.

Ya estaban muy alto cuando lo atraparon, cuando arrinconaron contra las grandes peñas al animal ya sin resuello. Así pudieron clavarle sus cuchillos, temblando ellos también, sin aliento para gritar el triunfo, con el corazón batiendo como el parche de un Kultrun y las pantorrillas dolorosas.

Una vez recuperados, miraron a su alrededor antes de comenzar el descenso. No conocían ese sitio, nunca habían subido tan alto por las laderas del Lanin, y el paisaje había perdido su aspecto familiar. Ya no había árboles, con hongos sembrados a sus pies; ya no se veían mas pájaros ni flores; aquí y allá se encontraban los huesos blancos de algún animal muerto; el suelo rocoso no se escondía bajo la alfombra de hojas, de frutos, de ramitas... se desnudaba, barrido por un viento helado que no tenia ya donde enredarse. La montaña entera parecía depurarse en silencio y blancura.

Cierto desasosiego los hizo interrumpir el descanso y desear estar de vuelta en su ruca, con el fuego encendido y el olor del asado deshaciéndose en humo... Entonces se levantaron y comenzaron el descenso, arrastrando el cadáver montaña abajo.

Antes de que el cuerpo del huemul fuera desollado y su carne deshuesada y salada, el volcán empezó a humear, amenazante. Y esa misma noche, acostados, todos sintieron en sus cuerpos el temblor de la montaña y escucharon el retumbar se sus entrañas.

Así comenzaron días de angustia para la gente de Huanquimil.

El humo nubló el cielo y no se vio mas la luz del sol, la tierra caliente temblaba bajo los pies de los mapuches, una lluvia de cenizas caía sobre los sembrados. De nada sirvieron las rogativas, las ofrendas...

¿Como podría aplacarse la furia del Pillan?

La machi recurrió a las cortezas de Coihue, pero las escrituras resultaron ambiguas. Entonces se recluyo dos días para meditar, aislada en una grieta, envuelta en su grueso manto y alimentándose solo de tallos de niolkin.

Volvió de su retiro ensombrecida por la revelación: solo una ofrenda calmaría al Pillan, y pedía el mayor tesoro de Huanquimil, su hija Huilefún.

- Debe llevarla arriba el más joven y valiente de los Koná - agrego la machi.

¡Cómo lloraron los huanquimiles! Pobre Huilefún, ¡tan hermosa, que no terminaría de crecer!

- ¡No puede ser, no puede ser!! – gritaba su madre, desesperada.

Pero el feroz sacrificio debía cumplirse.

Hermanas y primas vistieron y arreglaron a Huilefún, que, callada, las dejaba hacer.

Ellas le trenzaron el pelo, la arroparon en un manto nuevo y se lo sujetaron con un broche de Llanka. Así se presento ante todos los que se habían reunido para despedirla, mirando con ojos tristes a los muchachos, pensando si seria este o aquel el encargado de acompañarla arriba.

Se adelanto Quechuán y dijo:

- Yo te llevo, Huilefún. Y llego el momento de la despedida.

El sonar de los Kultrunes ahogo el sollozo de Huanquimil; su mujer, con el cabello cortado, corrió hasta Huilefún para darle el último abrazo y prenderle en el pecho su mechón de duelo.

Después Quechuán le dio la mano a la muchacha y se los vio desaparecer y aparecer alternativamente, camino arriba, hasta que sus siluetas se perdieron en la montaña encapotada de humo y de cenizas.

Quechuán y Huilefún subieron sin hablar la cuesta del Lanin. Les faltaba el aliento por el esfuerzo y de a ratos se sentaban a descansar sobre las rocas. A medida que subían el calor se hacia insoportable, y tenían que taparse la cara con el manto para no respirar el aire cargado de ceniza.

Cuando Huilefún no pudo más, Quechuán la sentó sobre sus hombros. Así llegaron hasta el borde del cráter.

- Ya podes volverte, Quechuán – dijo muy bajito Huilefún.

Quechuán bajo a la muchacha pero no la soltó. La rodeo con sus brazos y le dijo:

- Yo me quedo con vos – y beso los labios calientes de Huilefún.

Se sentaron juntos, abrazados debajo de sus mantos, que habían unido. Hasta que algo los cubrió de improviso, una sombra en medio de las sombras. Eran las alas de un cóndor, que, poderoso, se abalanzo sobre la pareja y arranco a Huilefún de los brazos de Quechuán. Aprisionándola con sus garras la levanto en el aire, sobrevoló la cima y la dejo caer en la boca humeante del cráter.

Mientras Quechuán corría cuesta abajo, un aire húmedo y frío invadió la montaña, al tiempo que caían los primeros copos. Fue la nevada más grande de que se tenga memoria, duro tantos días que ya nadie recuerda cuantos. Constante, blanca, mansamente, la nieve cayó sobre el cráter sepultando para siempre su fuego milenario, enfrío la montaña para salvarla del incendio y cubrió la tierra mapuche con su blanco mantel protector.

Cubierto de nubes o reluciendo al sol, el viejo Lanin es la montaña más importante de Neuquén. Su cúpula asimétrica, siempre brillante de nieve, atrae de inmediato la mirada y nadie la deja atrás sin darse vuelta para verlo por última vez. Sereno, inconmovible, se yergue por sobre el esplendor de bosques de suelo ceniciento y lagos de playas oscuras, vagos recuerdos de antiguos incendios.

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mundonahuilen.blogspot.com

Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Volc%C3%A1n_Lan%C3%ADn

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/11/mutisia.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/12/calcura.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/11/el-pehuen-errante.html

HUNAB KU

Hunab Ku, el dios único, el dios de dioses.



Hunab Ku, «dios uno», el dios creador, que no tiene representación.

Su hijo es Itzamná, dios del cielo, protector de los reyes y primer sacerdote. Se le representa en forma de dragón. Puede manifestarse como el Sol, tomando entonces el nombre de Kinich Ahau, «señor ojo solar».

Esta deidad suprema era el responsable de la creación del mundo y del ser humano.

Hunab construyó el mundo en tres ocasiones consecutivas.

El primer mundo que creó fue habitado por genios, los constructores de las ciudades; el segundo fue dominado por los dzolob, una raza oscura y siniestra; y el tercero y definitivo fue el que habitaron los mayas.

LA NOCHE DEL TATU





Los indios tejieron tupidos techos de paja y bajo ellos colgaron sus hamacas. Pero no pudieron dormir.

El Padre Primero no había creado aún la noche. El sol alumbraba todo el tiempo. El brillo y el calor caían sobre las criaturas de la tierra sin descanso.

Cazar y pescar era la ocupación de los hombres. Cocinar y cuidar los niños, el trabajo de las mujeres.

Los indios se quejaban:

-Nunca podemos sentarnos a fumar junto al fuego, antes de dormir.

-¿Para qué nos sirven las hamacas? Sólo podemos echar una pequeña siesta.

Las mujeres reclamaban:

-Tenemos que cocinar sin descanso. Como no hay noche, los hombres y los niños tienen hambre a cada rato.

Un día, Niva, la mamá de Cochipil, descubrió que el ratón tenía una pequeña noche en su cueva.

-El ratón tiene noche y nosotros no -contó al pequeño Cochipil.
El niño sintió curiosidad y se tendió en el suelo a mirar la noche del ratón.

El animalito robaba algún pedazo de carne o se comía unas cucarachas y corría a esconderse en su cueva. Se ponía a dormir envuelto en su larga cola.

-¡Qué buena es la noche del ratón! -dijo Cochipil a su padre, el jefe Nahua.

-¿La noche del ratón? ¿Dónde la viste? -preguntó Nahua, sobresaltado.

-Allá, cerca del fogón, donde cocina mamá -contestó el niño.
-¡El ratón tiene noche y nosotros no!

-Mi mamá dijo lo mismo -observó el chiquillo.

-Ya que tú conoces dónde guarda el ratón su noche, ¿por qué no se la pides prestada?

-Lo intentaré -contestó Cochipil entusiasmado.

Cuando su madre le dio una de las numerosas comidas del día, guardó los pedacitos de carne más sabrosos. Mientras sus padres dormían una corta siesta en las hamacas, Cochipil se acercó a la cueva del ratón.

Con gran cuidado puso delante de la entrada los trozos de carne. Y apenas el ratón asomó su hocico puntiagudo, el niño le dijo con suave voz:

-Si me prestas tu noche, te traeré más carne.

Al ratón le brillaron los negros ojillos y aceptó.

Luego de roer los trozos de carne, salió de sus ojos y de sus orejas un aire negro; subió al cielo y empezó a cubrir rápidamente la luz del sol. Y el sol, huyendo de la noche del ratón, bajó por el cielo y se escondió en el horizonte.

Y fue la primera noche.

Los indios vieron caer la dulzura de la oscuridad y se alegraron.

Corrieron a sus cabañas a encender una buena fogata para sentarse a fumar y conversar. Luego se tendieron en las hamacas y sintieron que las sombras eran como otro párpado sobre sus ojos. Pero, ¡qué poco les duró el descanso! Casi de inmediato empezó a amanecer y el cielo no tardó en llenarse de una luz fuerte que les quitó las ganas de dormir.

-La noche del ratón es muy corta -exclamó Nahua.

-Hay que conseguir una noche que dure varias horas para dormir a gusto -contestó Ruma, uno de los cazadores.

En medio de la selva encontraron al tapir comiendo hojas tiernas.
-Te perdonamos la vida si nos prestas tu noche -dijeron los cazadores.

El tapir no quería morirse todavía y prestó a los indios su noche.

De su cuerpo grande y gordo, de sus orejas y de su pequeña trompa, empezó a salir una noche espesa que cubrió rápidamente el cielo. El sol se puso casi de inmediato y fue la segunda noche.

Los indios corrieron felices a sus aldeas de paja. Por el camino, vieron las estrellas por primera vez y se llenaron de admiración.

-La noche es una gruta llena de ojos -dijo Ruma.

-Sí, de ojos de tigre -añadió Nahua.

Encendieron sus fogatas, fumaron y conversaron hasta que les dio sueño. Luego, todos, hombres, mujeres y niños se tendieron en las hamacas sintiendo la pesada noche del tapir sobre sus párpados.
Durmieron y durmieron durante horas y horas. Y soñaron mil sueños, desde el principio del mundo.

Después de mucho tiempo, amaneció lentamente. Cuando los indios despertaron, vieron que las malezas y matorrales del monte habían cubierto sus sembrados y destruido sus aldeas. Las enredaderas habían trepado hasta sus hamacas y techos.

-La noche del tapir es demasiado larga -dijo Nahua.

-Tendremos que hacer todo de todo de nuevo, las siembras y las casas -se quejó Ruma.

Y Niva lloró:

-Mi cocina desapareció bajo la maleza; no encuentro mis vasijas de cuero y paja.

La noche del tapir fue un desastre. Sin embargo, los indios no perdían la esperanza de encontrar una noche convincente.

Después de limpiar su cocina y sus cacharros, Niva anunció:
-Cochipil, como niño, encontró una noche muy corta; los cazadores, como hombres, otra demasiado larga. Yo, mujer, buscaré la noche que conviene.

Y se fue por los montes hasta que encontró al Peludo (quirquincho) en su madriguera.

-Tatú, despierta -gritó Niva.

El Peludo, protegido por su armadura, por lo que también se le llama armadillo, ni se movió; Niva le hizo cosquillas entre los anillos de su coraza y Tatú asomó su afilada cabecita.

-¿Qué quieres mujer?

-Quiero que me prestes tu noche -rogó Niva.

El Tatú guardó silencio, pensando.

-Te daré las sobras de la comida -prometió la mujer.

Al oír lo de comida, el Tatú despertó por completo.

-Te presto una sola noche -ofreció.

La mujer aceptó feliz y regresó a su cabaña.

Del fondo de la madriguera del Peludo salió lentamente su noche.

El sol bajó por el cielo poco a poco. Los hombres tuvieron tiempo de terminar sus trabajos y las mujeres prepararon una buena comida antes de que oscureciera.

Y llegó la tercera noche.

En todas las aldeas encendieron fogatas y la gente conversó y fumó alegremente. Cuando brillaron todas las estrellas, se acostaron en sus hamacas. Y la dulzura de la noche les cerró sus ojos.

Amaneció a las pocas horas, luego de un buen sueño. Los indios estuvieron de acuerdo en que la noche del Tatú era la más conveniente.

Por eso, los hombres no quisieron devolvérsela nunca más.

Y esta es la razón por la cual el Tatú duerme durante el día y corretea sin descanso en la oscuridad, porque no tiene noche.


Autor anónimo
Fuente: http://www.logoslibrary.eu
Mito Aymará de la selva peruana
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portaldemisterios.com

EL MATRIMONIO PETRIFICADO DE TORRE TORRENI

La pétrea de Torre Torreni, se encuentra ubicado en el cerro Kapía, en el sector de la comunidad de Choquechaca, en la cumbre del lado derecho de la quebrada. Sobre el camino de herradura que sube al cerro y se prolonga hasta Pomata; consistente en un conjunto de peñolerías bastantes altas, de unos 30 metros de altura, que tienen formas muy caprichosas, como torreones, templo otros edificios, calles, gentes, animales, etc.

En tiempos del Anchancho o de los gentiles, cuando la tierra permanecía en completa oscuridad, cuyos habitantes estaban acostumbrados a vivir en oscuridad.

Dicen que en tiempos muy antiguos en este lugar se celebraba un acontecimiento grandioso entre las familias más honrosas y renombradas del lugar, entre los hijos de unos grandes curacas o Mallkis, un pomposo matrimonio religioso de esa época, en un templo con grandes puertas abiertas, con padrinos de los más encumbradas familias, con gentes que le acompañaban, músicos que tocaban melodías a la usanza de su época o casarasiri, los servicios, los familiares, etc. Las provisiones de comida y bebida estaban cargadas en las llamas, que descansaban después de largo viaje y el cansancio; los perros que merodeaban las calles en busca de sobras de comida; la ceremonia del matrimonio se realizó con toda normalidad y con todos los formatos a la usanza y costumbre de esa época. Cuando ya había concluido el matrimonio salían de la iglesia encabezados por su sacerdote y todos en forma conjunta; en ese instante amaneció al canto de un gallo y salió el Dios Sol con sus grandes rayos, cuyos reflejos los cegó a todos los presentes y de inmediato quedaron convertidos en peñas o piedras, como se ve en la actualidad.

En las mañanas cuando el sol sale y esta a media altura, al observar detenidamente estas peñolerías, se puede apreciar con tanta claridad, la puerta de la iglesia, las torres, calles, el matrimonio, sus padrinos, acompañantes, músicos, servicios, etc. Aparecen también los perros que deambulan las calles; en la parte de la cima, aparecen las llamas cargadas echadas en el suelo descansando, todos estas figuras están petrificadas y tienen las formas que acabo de mencionar.


Fuente: TRADICIONES MITOS Y LEYENDAS DEL LAGO TITICACA Y TIAHUANACO
http://historia_yunguyo.pe.tripod.com/historiadeyunguyo/id4.html

DE CÓMO EL OSO HORMIGUERO ENSEÑÓ A BAILAR A LOS INDIOS



Esta risueña leyenda de Misiones, al norte de Argentina, atribuye al oso hormiguero el mérito de haberles enseñado, involuntariamente, la danza a los hombres.


Según una leyenda de los indios que habitan la selva misionera, Kadjurukré no fue solamente el fundador de la tribu, sino que también brotaron de él todos los animales que viven en la espesura.

El dios hacía esta labor creativa durante la noche, a la luz de las lejanas estrellas. Pero un amanecer, la claridad lo encontró dándole todavía forma al oso hormiguero, que los indios llaman tamanduá.

Apurado por terminar esa criatura antes que el sol se elevara sobre el horizonte, tomó una ramita larga y delgada y la metió en su boca, diciendo: “Ya es tarde para hacerte dientes, así que usa esta larga lengua para capturar hormigas.”

Y fue gracias al tamanduá comedor de hormigas que los hombres aprendieron a bailar.

Ocurrió así.

Cierto día, un indio volvió a su aldea muy asombrado por una aventura que le había sucedido. Contó a sus amigos que, andando solo por la selva, se le apareció en sentido contrario un tamanduá, que venía con la cabeza gacha olisqueando la tierra.

Casi se atropellan. El oso hormiguero, al ver ocupado el camino, se paró sobre sus patas traseras y levantó el hocico amenazadoramente.

El indio, que estaba sin armas, temió que quisiera atacarlo con esas zarpas larguísimas y tomando un palo, se preparó para defenderse.

Ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder terreno.

El indio trató de asustarlo con unos golpes. Pero el oso hormiguero resultó ser muy rápido. Cuando lo vio venir, esquivó el golpe saltando a la derecha, y el palo azotó ruidosamente la tierra. El indio volvió a golpear allí donde estaba el animal, y el tamanduá lo esquivó de nuevo saltando rápidamente a la izquierda. Y así siguieron un rato, el indio golpeando a derecha e izquierda, y el tamanduá saltando a izquierda y derecha. Hasta que el oso hormiguero comenzó a cansarse de tanto salto y con un gruñido decidió perderse en la espesura.

El indio contaba la historia, y mientras contaba, trataba de imitar los movimientos del animal. Los amigos que lo escuchaban querían parecer serios, pero acabaron doblados de la risa. Uno de ellos se puso a imitarlo, y pronto se le unieron los demás. Descubrieron que era muy divertido dar aquellos saltos de tamanduá.

Así comenzaron a danzar los hombres en aquella tribu. Primero saltando como tamanduá, después imitando a otros animales y finalmente inventando sus propios pasos, acompañados del ritmo de los tambores y de otros instrumentos que crearon.


Recopilación: Graciela Repún
Imagen: Viviana Agosti