Opel Insignia, Berlina Off Road


El Opel Insignia CrossFour sólo toma la carrocería familiar o Sports Tourer, una arquitectura que le va bien a su propósito off road. Esta versión está equipada con motores diesel 2.0 CDTi de 160 y 195 CV, ésta última reforzada por un sistema de alimentación con doble turbo y se ajusta únicamente al nivel de equipamiento Sportive. La visión externa de este CrossFour se atiene a la del Insignia familiar convencional, pero con elementos distintivos, discretos en su mayoría, diseñados por el carrocero Imrscher.

Se aprecian una pintura texturizada gris mate en el contorno inferior para proteger la carrocería de impactos de piedras o rozaduras de ramas. En el paragolpes delantero, protección en aluminio mate y en la trasera se monta un protector inferior para hacer más seguros los vadeos y dos tubos de escape.

Se ha alabado la discreción de los elementos off road de este coche, pero ese valor no se puede trasladar a las llantas, de un diseño original, pero un tanto barroco y algo pretencioso para ser pasto del barro o del polvo. Ese dibujo, la verdad, es que impregna todo el perímetro del coche, y bien se puede considerar su elemento distintivo.

Dentro del vehículo, Insignia a tope, se adoptan todos los elementos del modelo. De allí que se deba resaltar una instrumentación parca en visibilidad en lo referente a cuentavueltas y cuentakilómetros, unas veces, tapada por el volante y otras por su excesiva profundidad en el marco en el que se alojan.

La instrumentación es profusa y, por tanto, numerosa en botonadura, pero tiene el mérito de su muy buena distribución y la rapidez con la que uno se familiariza. Dentro de esta sencillez como mérito hay que subrayar también la facilidad de manejo y la precisión del navegador, que forma parte del equipamiento opcional.

Confort

El Insignia CrossFour es un modelo cómodo para el pasajero, por la facilidad que recogen los asientos, por su amplitud y por la distancia entre filas. En esta versión incluye una tapicería en piel, de muy agradable tacto.

El motor de prueba, el biturbo de 195 CV, es un tanto brusco y ruidoso en el arranque, pero la toma de temperatura lo convierte en mucho más refinado y bien aislado de los ruidos que tanto se han temido al principio. Su comportamiento en regímenes bajos no transmite el más mínimo ahogo y el toque del acelerador hace subir de vueltas inmediatamente.

Pero con una percepción agradable, en absoluto radical, con ese efecto de patada fuerte, que tanto abundan en este tipo de propulsores como demostración.

Ciertamente, las características aseguran un perfecto cumplimiento en las exigencias de aceleración y de subida de vueltas para salir de situaciones comprometidas.

Muchas veces hay que preguntarse qué fórmulas de mediciones de consumo hacen los fabricantes para homologar esta prestación. En este Insignia CrossFour se han medido oficialmente 5,4 litros a los cien kilómetros y en la prueba, la mayoría conduciendo con el programa ECO, en carretera y dentro de los límites máximos de velocidad, el ordenador de a bordo ha testificado 8 litros. Demasiada diferencia, aunque es la que puede estar cerca de la realidad por el alto peso del coche y el concurso de la tracción integral. Como también se ha constatado un importante desfase entre los registros de ciudad y de carretera. Como componente de serie, el sistema de parada y arranque automáticos stop and start que ha sorprendido con cierto desagrado por la brusquedad de la puesta en marcha. Cuenta con el sistema de suspensión Flex Ride, propio de Opel, que permite programar el grado de dureza de la misma a las condiciones del terreno y ya alabado en otras pruebas a versiones distintas del modelo por lo magnífica que hace la rodadura y la estabilidad en todo momento.

Fuente: Ángel Alonso

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