La olvidada chirivía


La chirivía (Pastinaca sativa) es una hortaliza similar a la zanahoria. Es una raíz de color que va del blanquecino al pardo claro, con forma alargada y cónica, y con un sabor que recuerda a la zanahoria, aunque su textura no es tan crujiente y acuosa.

Esta apiácea que deriva de una planta silvestre nativa de Eurasia, la Pastinaca sylvestris, y conoció tiempos mejores cuando su consumo era muy importante, un alimento básico como el de la patata antes de que ésta hiciera aparición y desterrara otros alimentos de nuestras mesas como la chirivía que estamos comentando o los nabos. Mientras que los ingleses nunca la ignoraron, muy acertados en la elección y a pesar de su fama de malos gastrónomos disfrutan de ella desde hace mucho tiempo atrás.
Aunque olvidada poco a poco va recuperando las mesas del resto de Europa, gracias a su buena conservación sin perder sabor, resistencia al frío y cualidades nutricionales.
No hay nada más fácil que cultivar chirivías, eso si siempre que consigamos su germinación, la única dificultad de su cultivo. La primera condición para conseguir con éxito la germinación esta en la frescura de la simiente, solo las semillas producidas la campaña anterior tienen una capacidad germinativa aceptable, cayendo en picado ese poder si son mas antiguas.
Lo siguiente para asegurar su nacencia es la preparación del lecho de siembra, que deberá ser fino, donde haremos un surco de un centímetro de profundidad donde colocaremos las semillas, unas 30 por metro, y taparemos con compost mezclado con arena antes de alisar y aplastar la tierra. Aun así la germinación es larga unos 15 días sino les falta agua.
Otro forma para asegurar su germinación es sembrar en creciente desde mediados de marzo a mediados de junio. Pero las siembras de finales de marzo a mediados de mayo, darán raíces mas grandes y hermosas al llegar bastante desarrolladas para resistir los meses secos del verano.
Como en la zanahoria el aclareo y el acolchado, así como la limpieza de hierbas adventicias, sobre todo el primer mes de cultivo, son tareas básicas. Salvo en caso de terrenos muy arenosos las chirivías no necesitan riego.
Mantener la tierra fresca y suelta mediante binas y a esperar pacientemente hasta finales de septiembre, época por la que empezamos a recoger las primeras chirivías. Después podemos dejarlas en la tierra y ir recogiéndolas según las necesitemos, pues como decía aguantan bien el frío y las heladas, siendo las de invierno más dulces que las de otoño porque el almidón que contienen se transforma en azúcares cuando están expuestas a temperaturas frías.
Y a disfrutarlas en el plato, son una delicia sana y nutritivas.